EN RECUERDO DE EDMON GIMENO, UNO DE LOS ÚLTIMOS SUPERVIVIENTES ESPAÑOLES DE LOS CAMPOS NAZIS

En la noche de Reyes el buen amigo Juan Manuel Calvo, historiador y miembro de la junta directiva de la Amical de Mauthausen en Barcelona me comunicó una triste noticia: el fallecimiento de Edmon Gimeno en Caseres (província de Tarragona) justo al comenzar el año nuevo, la noche del 2 al 3 de enero de 2014.

Me ha entristecido profundamente esta noticia y es algo que aún me cuesta creer porque todavía tengo en la mente su imágen de hombre positivo, culto con una energía mental e intelectual importante. Eso es lo que me transmitió cuando visité a Edmon en su casa unos tres años atrás, un hombre sabio y humilde, lo que le hace doblemente sabio. Y además inteligente, doctor en Geografía e Historia que hablaba en alemán, escribía muy bien, trabajó durante años en el Diccionario Enciclopédico de Salvat y efectuó múltiples traducciones de entre las que destaca el geógrafo francés Pierre Deffontaines.

Es uno de los 20 personajes de “Vivos en el averno nazi” (ed. Crítica) que verá la luz a partir del 21 de enero de 2014. Precisamente hablé con él en el mes de octubre y, más tarde, en noviembre para comentar algunos aspectos de su experiencia por los campos nazis. Me sorprendió gratamente su conversación durante casi hora y media a sus noventa años, con una claridad mental y argumental como pocas veces he visto en otros deportados. Se mostraba inmensamente entristecido por la muerte de su hermana. “Es una gran pérdida, no me puedo acostumbrar” me dijo en varias ocasiones durante nuestra conversación telefónica con voz emocionada.

Sus recuerdos del exilio tras la guerra civil y su paso por los campos de concentración nazis de la II Guerra Mundial queda reflejado en su libro “Buchenwald, Dora, Bergen-Belsen. Vivencias de un deportado”, una edición de la asociación Amical de Mauthausen con prólogo de la recién salida presidenta de la asociación, la historiadora Rosa Torán. Sin embargo, por teléfono me comentó que tenía una ilusión, publicar otro libro contando sus memorias de adolescencia y de guerra, cómo vivió su adolescencia durante la guerra civil en España, antes del exilio de su familia.  Fueron más dos años de una juventud perdida, de los 13 a los 15 años. Lo tenía todo documentado, escrito hasta el último detalle, el día a día de lo que ocurría hasta el exilio.

Cuando hablaba de su experiencia en los campos nazis lo hacía perplejo por tanta barbaridad existente en el ser humano. Me contó momentos de espanto como el fusilamiento de unos presos de su vagón al escarbar en la madera del suelo para intentar escapar; la terrible llegada al campo de Buchenwald desnudos bajo la nieve; su traslado, un mes al campo de Dora-Mittelbau (Alemania); su trabajo en el infecto Kommando de las letrinas, el terrible túnel de Dora donde murieron miles de hombres trabajando en condiciones inhumanas la fabricación de los cohetes V1 y V2. Recordaba muy bien su experiencia en el interior de aquél infierno, el gran túnel de Dora, con raíles, vías férreas, lleno de vagones gigantescos, hombres trabajando sin apenas poder respirar, cayendo de agotamiento, hambre y enfermedad, bajo un ruido ensordecedor…

-La vida allí dentro era cruel, por nada mataban los SS. A mí un vez me dijeron “Du morgen, krematorium”, o sea, “Tú, mañana, crematorio…

Hablar con Gimeno es aprender una lección de vida. Solamente hay una cosa que no tolera en absoluto: la violencia.

Recuerdo perfectamente bien sus primeras palabras para el capítulo de “Vivos en el averno nazi”:

“Estoy aturdido, no llegaré a comprender nunca que una parte de la población, en nombre de la raza y de la superioridad sobre los demás, haya llegado a cometer tantos actos criminales. Cómo puede ser que el pueblo alemán, con tan buenos literatos e intelectuales, hiciera, bajo el mando de Hitler, tal barbarie y tanta gente haya colaborado…. Creo que gente criminal debe pagar por lo menos con la cárcel, sí. Los que han matado a niños, mujeres, a tanta gente, no se merecen el respeto de nadie. Un castigo por el atentado moral que han hecho”.Edmon Gimeno