JOSÉ MARFIL PERALTA (Rincón de la Vitoria -1921)

EL HIJO DEL PRIMER ESPAÑOL MUERTO EN MAUTHAUSEN

Exif_JPEG_PICTURE-Nuestro deber es la memoria. Yo cuento en mi libro lo que he vivido, sin comentarios de ningún tipo, sólo lo que he visto y he vivido. Cumplo con mi deber.

Se refería al libro “J’ai survécu a l’enfer nazi” (“Sobreviví al infierno nazi”) que escribió años antes para relatar su experiencia sobre el exilio y la deportación. Así de rotundo se manifestó José Marfil, conocido por ser el hijo del primer español muerto en Mauthausen, por el que se guardó un minuto de silencio dentro de los muros del campo. Lo decía durante el trayecto comprendido entre la estación de tren de Perpignà, adonde nos había ido a buscar, hasta su casa de Maureillas-las-illas, Pirineos Orientales, región de Languedoc-Rosellón. Llegó conduciendo su propio coche, con excelentes reflejos, seguridad y precisión, a sus casi 90 años, que es cuando acudimos a visitarle para hablar de su deportación en Gusen.

Marfil es un hombre independiente, de firmes convicciones, le gusta hablar de su pasado pero, también, de la situación actual en el mundo. Es muy reflexivo y entusiasta a la vez.

Nació en Rincón de la Vitoria en el año 1921, es hijo de Rosario Peralta Moreno y José Marfil Escalona, el primer español muerto en Mauthausen. El matrimonio tuvo ocho hijos. Hacia el año 1924, cuando el pequeño José contaba con tan sólo tres años de edad se trasladaron a vivir en Barcelona donde residieron durante un tiempo debido al trabajo de su padre, era Inspector de Aduanas. Durante la Guerra Civil, el padre combatió en el bando de la República, llegó al grado de teniente, pero su participación obligó a la familiar a exiliarse en Francia en 1939, cuando José hijo apenas tenía 18 años de edad. A pesar de su juventud, antes ya había sido movilizado para formar parte de la conocida Quinta del Biberón, nombre que recibieron por su edad los jóvenes republicanos que fueron llamados a filas entre 1938 y 1939, la mayoría de unos 17 años, ante la ocupación franquista de Cataluña. Entonces José se encontraba por Figueres (Girona).Exif_JPEG_PICTURE

La madre, junto con sus hijos, tuvo que refugiarse en Normandía. Mientras, José Marfil Peralta, el hijo, el protagonista de este capítulo, había perdido la pista de su padre. Durante el exilio, entre el caos y la confusión reinante, iría a parar al campo de internamiento francés de Argelès-sur-Mer.

Es en este punto que comienza su libro, exclamando:

-¡Y ahora soy apátrida!

Aquí comenzaba su andadura como hicieron otros tantos miles de españoles, siendo casi ocho mil hombres los que entraron por la infranqueable puerta de Mauthausen y menos de tres mil los que salieron con vida. Su destino fue aún pero: Gusen, el denominado cementerio de los españoles.

P1440465La última vez que hablé con Marfil fue por teléfono en febrero de 2014 para comentarle la publicación de “Vivos en el averno nazi” (Crítica) del que también forma parte en un capítulo. Me contó entonces que había impartido una charla sobre su experiencia a jóvenes franceses:

-Hablé a los jóvenes de la universidad sobre el campo de concentración. Les dije que no hagan caso de una política que dice ofrecerte todo, que no caigan en esa trampa. Es importante que conozcan este desastre que hubo en los tiempos modernos. Deben saberlo para que sean conscientes y no hagan nunca lo que hicieron otros que podían haber sido sus abuelos. Y mi deber, mientras pueda, es contar a la humanidad todo lo que vi y lo que viví. Nada más.