«ATRAPADOS Guerra Civil y represión» Hablan las Víctimas.

iños de la guerra, aviadores de la II República, presos de las cárceles franquistas, maquis, cartógrafos, militares, milicianas…. Recuerdan la Guerra Civil. Algunos también la II Guerra Mundial, como Teresa Alonso, atrapada en el Sitio de Leningrado durante el peor momento del asedio nazi.  Breve fragmento de video con: Marià Gadea, Enric Pubill, Manuel Arce, Miguel de Miguel, Gregorio Gutiérrez ‘Guti’, Alejandra Soler, Marcos Ana…

 

Nueva edición de ATRAPADOS. Guerra civil y represión (Editorial Crítica)

ATRAPADOSAtrapados Def

de Montserrat Llor

Prólogo de Ángel Viñas

(Editorial Crítica)

» En la plaza había mucha gente, decían ‘¡hay que ir a OLYMPUS DIGITAL CAMERAluchar a defender la república!’. Eran voluntarios, no importaba hombres o mujeres, porque las mujeres podían cocinar, trabajar en hospitales… Entonces vi a una se apuntaba porque le habían matado al hijo. Dije ‘yo voy también’ y mi hermana y mi hermano… y nos montamos en un camión para ir a la guerra…(…) Tenía que llevar de comer a los milicianos a las trincheras, en el frente, que es donde estábamos. Nos tiraban bombas por todos lados, las oías silbar… Yo tuve suerte, pero a una amiga una bala la traspasó la columna vertebral, la dejó unos días sufriendo y al final murió. Comenzamos a ver muertos y crímenes atroces. Al principio nos pasábamos el día corriendo, una camioneta nos recogió a los que nos apuntábamos para defender la República, teníamos que buscar rápido donde dormir, se formaron los batallones, todo… Más tarde me detuvieron. La cárcel fue horrible, la Modelo de Oviedo, el penal de Saturrarán… Me impresionó y me dolió mucho una noche cuando sacaron a fusilar a una madre con una hija, eso me marcó mucho…(llora). Dormíamos, o eso intentábamos, cuando de repente se escucha aquella puerta, aquella llave de hierro girar, unos pasos avanzan, se paran, llamaban sus nombres y las veías salir de frente. Es que eso se queda… ¡Salían con tanta resignación! Luego nos enteramos de que habían sacado a dos hijos con ella. A las condenadas las venían a buscar a las cuatro de la madrugada, hombres había camiones llenos….» (Testimonio de Ángeles Flórez Peón, ‘Maricuela’)

Este es uno de los quince estremecedores relatos recopilados, cámara y grabadora en mano de la autora de “Atrapados” (editorial Crítica). Todos los testimonios constituyen un homenaje a las víctimas de la Guerra Civil, a aquellos que sufrieron la derrota y sus consecuencias, principalmente por Tierra, por Mar y por Aire, las tres vías de ataque y defensa en un conflicto armado. Reviven su pasado y cuentan cómo se vieron atrapados entre dos guerras, primero la Guerra Civil en España (1936-1939) y, posteriormente, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

POR TIERRA. Hablan los jóvenes que estuvieron en el frente, guerrilleros, milicianas, personas todas ellas que combatieron el fascismo arriesgando sus vidas. Tras la derrota no tuvieron más opción que el exilio o la cárcel y los campos de concentración en España. Es el caso de Ángeles Flórez Peón, conocida como ‘Maricuela’ (Blimea -San Martín del Rey Aurelio-, Asturias, noviembre de 1918), cocinera y enfermera durante la guerra, activa en la retaguardia, pero también en el frente.

POR  AIRE.  Los  protagonistas  son  los  últimos  aviadores  aún vivos de  la SegundaAVIADOR VICENTE MONTEJANO URSS (1) República, auténticos ases de la aviación. Unos  surcaban  los  cielos  de  España; otros, pertenecieron al cuerpo de tierra de la aviación republicana desempeñando su trabajo como mecánicos o fotógrafos-interpretadores. Cerca de 500 jóvenes pilotos partieron a Kirovabad, Azerbaiyán, en sucesivas expediciones para formarse con aviones de la Unión Soviética. Algunos terminarían atrapados en la URSS, incorporándose en el  Ejército  Rojo en su lucha contra el enemigo nazi durante la Segunda Guerra Mundial, o cautivos en los gulags de Stalin. Este último fue el caso del aviador Vicente Montejano Moreno (Madrid, 6 de enero de 1919), preso durante dieciséis años los campos de Kok-Usek, aledaño a Spassk99 –en Karagandá, ex república soviética de Kazajstán- y Krasnoyarsk, en Siberia del Este, un campo denominado ‘de reeducación’, donde perdió parte de su mano trabajando en un aserradero.

Teresa Alonso (13)POR  MARLas grandes e inocentes víctimas de la guerra civil en España fueron los «Niños de la Guerra«, aquellos menores que,  para salvarles de  la violencia del conflicto,  sus  familiares  les  embarcaron  rumbo  a otros países, entre ellos el Méjico de Lázaro Cárdenas o  la Unión  Soviética  de Iósif Stalin.  A bordo del barco Sontay llegarían más de tres mil niños a la URSS. Nada sabían de la existencia de gulags y nada les hacía suponer que vivirían pocos años después un conflicto aún más cruel con el desencadenamiento por parte de Hitler de la operación Barbarroja, la invasión del ejército alemán en el vasto territorio de la Unión Soviética. Algunos protagonistas del libro vivieron la Batalla de Stalingrado y sobrevivieron a la crueldad del Sitio de Leningrado (1941-1944)Teresa Alonso (10), la actual San Petersburgo, viviendo allí el peor momento, en pleno invierno, cuando el cerco alemán se había completado y los accesos vitales de la ciudad estaban cortados

Los quince entrevistados de “Atrapados”, hoy, nonagenarios e incluso centenarios, poseen una maravillosa capacidad de recordar, quieren retroceder en el tiempo y contar, mostrar sus archivos, documentos y fotografías. Los suyos son relatos de guerra, pero también y fundamentalmente son historias de excepcional capacidad de supervivencia durante la guerra, de resistencia en la posguerra y de subsistencia durante muchos años.

Atrapados. Libro de editorial Crítica-grupo Planeta

EN BUSCA DE LOS ÚLTIMOS NAZIS

(Reportaje en EL MAGAZINE de LA VANGUARDIA (15/09/2018)

Jens Rommel

EN BUSCA DE LOS ÚLTIMOS NAZIS
Existe una Oficina Central para la investigación de los crímenes del nazismo, se denomina Zentrale Stelle, nació hace 60 años, en 1958, casi nadie conoce su existencia y, sin embargo, ha participado en la investigación de 120.000 criminales de guerra.   Tuve la ocasión de viajar a Ludwigsburg, estado de Baden-Württemberg, al suroeste de Alemania para visitar esta Oficina, entrevistar a su máximo representante, el fiscal jefe Jens Rommel, y consultar la documentación del Bundesarchiv.

Josef Mengele, Franz Stangl, Klaus Barbie, Adolf Eichmann, John Demjanjuk, Oskar Gröning…. Son algunos de los casos más importantes en los que la Zentrale Stelle ha participado, sorteando siempre numerosos obstáculos.

¿Ha finalizado o está a punto de terminar la búsqueda de nazis? El reloj biológico de los acusados, casi centenarios, hace que el final esté muy cerca.

EN BUSCA DE LOS ÚLTIMOS NAZIS

LINK: http://www.magazinedigital.com/…/los-ultimos-cazadores-nazis

 

 

“Amor y Muerte en Kok-Usek, un piloto republicano en los gulags de Stalin”

AVIADOR VICENTE MONTEJANO URSS (1)Así titulé el capítulo dedicado a VICENTE MONTEJANO (Madrid, 6 de enero de 1919), uno de los entrevistados de “ATRAPADOS” que me fascinó desde el primer instante. Es la historia de un aviador preso durante dieciséis años en tierras de la Unión Soviética.

En cuanto contacté con su hijo, Luís Montejano, médico de profesión, me encontré con un hombre completamente volcado en el rescate del pasado de su padre, piloto de la Cuarta Expedición de aviadores de la Segunda República a Kirovabad, Azerbaiyán. Las anteriores expediciones habían completado su programa y habían regresado a España para participar en la guerra civil. La última, la cuarta quedó atrapada en la URSS.

Vicente, o Morskoy, su alias soviético que significa ‘marino’, hizo en vano todas las gestiones posibles para dejar la Unión Soviética, pero, junto con otros jóvenes, su insistencia en dejar el país y no participar en el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial terminarían por convertirse en una molestia. Tal afrenta sería castigada con una larga odisea de campos de trabajo forzado entre 1938 y 1954. Sería preso en la cárcel de Novosibirsk, en Siberia Occidental, para luego ser conducido a los campos de Kok-Usek, aledaño a Spassk99 –en Karagandá, exrepública soviética de Kazajstán- y Krasnoyarsk, en Siberia del Este, un campo denominado ‘de reeducación’, donde perdió parte de su mano trabajando en un aserradero.

Sin embargo, existe otra historia de Vicente Montejano, totalmente desconocida, protagonizada por una joven austríaca judía llamada Hansi, con la que mantendría un romance en Kok-Usek, donde permanecería presa hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

“A mi amado ‘Yonji’ le han llevado al campo de prisioneros de Krasnoyarsk, donde debía trabajar en un campo de obligación, en una fábrica de madera con máquinas con cuchillos abiertos, que no tenía seguridad para el trabajador. En una noche, trabajando con una de estas máquinas se cortó tres dedos y medio y una parte de la mano derecha. (…) Hemos pasado mucha hambre, frío y enfermedades, hemos sufrido de la malaria. En la estepa asiática hay muchos ‘Buranes’ un viento muy fuerte  con nieve en el invierno y arena durante el verano. Cuando hay Buran las barracas están completamente tapadas con la nieve y salir es imposible (…) El trabajo está muy pesado y obligado para hombres y mujeres. Hay que hacer la canalización para los campos y muchos otros trabajos en la agricultura y en el campo.    (Carta de Hansi Weissenstein.  Praga, 16 enero 1947)

Escribió esta primera carta una vez libre a los tíos de Vicente, en España. Serían las primeras noticias que recibiría su familia del hijo ‘perdido’ desde el inicio de la operación Barbarroja en la Unión Soviética en 1941. La conexión se había cortado completamente. Hansi, al terminar la guerra quedó libre y partió hacia Europa. Las cartas llegaron a su destino pero jamás volvería a ver a Vicente, quien no regresaría hasta 1954 tras dieciséis años de presidio…Montejano delante avión

En 1937 se presentó voluntario en el Ejército Republicano para luchar en la guerra. Un año más tarde, el 2 de febrero de 1938, con apenas diecinueve años decidió incorporarse a la aviación y estudiar. Efectuó unos exámenes preceptivos para ingresar como alumno-piloto en las Fuerzas Aéreas de la República y tras superarlos fue enviado al complejo de Formación Aeronáutica de Murcia. Sería seleccionado junto con otros compañeros para completar su preparación en la Unión Soviética.

Kirovabad, República de Azerbaiyán

Recibe este nombre desde 1935 hasta 1989 en memoria del lugarteniente de Stalin en Leningrado, Serguei Mirónovich Kóstrikos, conocido con el sobrenombre de Kirov, que fue asesinado en 1934. En este lugar los jóvenes alumnos-piloto tenían que perfeccionar el pilotaje de los aviones. La barrera del idioma tampoco fue un impedimento pues allí, aunque las clases se impartían en ruso, disponían de intérpretes, presentes en todo momento, como Clara Rosen una de las más citadas por los entrevistados de este libro.

-¡Eran los perevodchiki!

-¿Cuáles fueron sus principales camaradas? -Pregunté para conocer a sus  compañeros de vuelo y riesgo.

-El avión –contesta tajante, y ríe-.

Cierto, el avión era el mejor ‘compañero’ de un aviador, lo refrenda también otro entrevistado, Gregorio Gutiérrez ‘Guti’ de la segunda expedición a Kirovabad, quien recuerda la importancia de aunar la pericia de un buen piloto a la destreza de un excelente mecánico. En Kirovabad se formaron pilotos, observadores, ametralladores… El aprendizaje consistía en clases teóricas combinadas con prácticas de vuelo en el avión escuela, un Polikarpov U-2, supervisados siempre por su instructor que, posteriormente asignaba la especialidad de los alumnos: caza con el Polikarpov I-15 o I-16, o bombardeo en dos opciones, los Tupolev SB-2 o los R-5. Conocida es la imagen de un joven Montejano vestido de aviador posando ante un Polikarpov U-2, pero también voló con un R5.

Montejano MoscúSin embargo, Kirovabad posee una cara menos amable con el gobierno de la República y con la cúpula del partido comunista español en aquél país, especialmente tras el final de la guerra civil en España, cuando cogió por sorpresa a los integrantes de la Cuarta Expedición. Cerca de 180 pilotos quedaron atrapados en la URSS.

Rescatando el testimonio del que fuera gran amigo de Montejano y compañero de fatigas por los campos soviéticos, Miguel Velasco Pérez cuenta en su autobiografía ‘Invitado de Honor’ que, tras notificarles el final de la guerra civil en España y, consecuentemente, terminar sus clases en la escuela, las autoridades soviéticas les ofrecieron tres posibilidades: quedarse en calidad de oficiales de la aviación soviética, nacionalizarse en el país y trabajar como ciudadanos en sus fábricas, o marcharse a algún país no afín al fascismo.

Nos quedamos bajo el peso de nuestro pensamiento. ¿Qué hacer? Los tres grupos quedaron bien definidos: la minoría aceptó la responsabilidad de seguir perteneciendo al Arma Aérea soviética en calidad de pilotos –aunque días más tarde les prohibieron seguir volando-. Otros, prefirieron el trabajo en las fábricas, y la mayoría, a la que tuve el orgullo de pertenecer, la de marcharnos al extranjero. Las naciones que podíamos elegir eran Francia y Méjico. (…) Nuestra principal preocupación seguía siendo la de recuperar nuestros pasaportes. Después de algún tiempo y vista su forma de actuar, nos dimos cuenta de que la comisión solo pretendía engañarnos, ya que nunca estuvo en el ánimo de los rusos dejarnos salir del país. El acoso del comisario llegó a ser total. (…)

Unos pocos lograron marcharse del país durante el período del pacto germano soviético (agosto de 1939-junio de 1941), pero posteriormente ya no sería posible. El grupo se fragmentó y Montejano, junto con un grupo de veinticinco alumnos-pilotos se negaron reiteradamente, solicitando su repatriación sistemáticamente.

Su obcecación por marchar les acarreó el calificativo de ‘antisoviéticos’, con el agravante de que en Moscú buscaron el apoyo de varias embajadas de países occidentales. Esta actitud enfureció aún más al gobierno de Stalin, interpretando su gestión y su actitud como una afrenta.

Cuando hablamos de Montejano en la Unión Soviética existe un antes y un después de una fecha: junio de 1941, momento en comenzaron las hostilidades bélicas entre Alemania y la Unión Soviética al romperse el Tratado de no agresión, el pacto Ribbentrop-Mólotov. El 24 de ese mismo mes fueron detenidos y trasladados a Novosibirsk, Siberia Occidental, a tres mil kilómetros al Este de Moscú, donde estarían temporalmente en una cárcel antes de iniciar su peregrinación por el cruel sistema del Gulag soviético. Ni Vicente Montejano  ni Miguel Velasco, autor del siguiente fragmento, sospechaban que allí permanecerían durante largos años y verían morir a algunos de sus compañeros.

Noche del 24 de junio de 1941, reinaba en la casa de descanso un silencio precursor de la tragedia. De madrugada me tocaron y me desperté sobresaltado. De pie ante mí, dos soldados me apuntaban con sus fusiles automáticos -¡Silencio!- me dijeron poniéndome la boca de las armas en el pecho. Uno por uno fuimos levantados del lecho. Nos miramos comprendiéndolo todo y agachamos la cabeza en señal de desaliento (…) Ya en la calle, un doble cordón de soldados formaban hasta el coche celular dejándonos un estrecho pasillo al cual apuntaban todas las bocas de los fusiles.

Fueron detenidos en régimen penitenciario, sin juicio, sin condena, sin los derechos de unos prisioneros de guerra. Nuestro entrevistado insiste:

-Las autoridades rusas decían solamente ‘están aquí por problemas burocráticos’, estábamos presos sin condena y sin juicio. Y el Partido Comunista nunca reconoció que hubo republicanos en la Unión Soviética, ellos son los que ofrecieron nuestras cabezas al gobierno soviético.

El 3 de octubre de 1941 fueron trasladados a 600 kilómetros, a la cárcel de Krasnoyarsk durante dos meses para, luego, ser enviados a un campo de reeducación en el que permanecerían detenidos los siete meses siguientes. Escasa comida, mala higiene, frío siberiano, calor estepario, jornadas de trabajo agotadoras, enfermedades propias de la miseria, este era el día a día para los pilotos y marinos presos. En este campo  de trabajo forzoso había hombres y mujeres, civiles y presos políticos, la mayoría de los cuales fueron empleados en talleres de metal y madera como fue el caso de Vicente. Es aquí donde, en marzo de 1942, sufre un grave accidente en el aserradero en el que trabajaba.

-Perdí más de media mano, la suerte es por donde me la corté, porque aún pude manejar parte de la mano, con el índice y el pulgar, y la cirugía hizo milagros recuperando algún tendón.

En 1942 fue trasladado al campo de Kok-Usek, subsidiario del gran centro de reclusión de Karagandá en el que, como bien explica, confluyeron presos de distintos partidos y grupos sindicales y otros sin afiliación de ningún tipo. Todos terminaron pisando el suelo de este vasto lugar en el que conocería a la austríaca Hansi, judía, presa igual que muchos otros judíos de diversas nacionalidades que también fueron deportados a este campo. El inicio de la guerra les atrapó en la Unión Soviética.

Seis años permaneció Vicente en Kok-Usek, hasta 1948, momento en que es trasladado junto con los demás aviadores hasta Odessa, donde se les promete la libertad si adoptan la nacionalidad soviética. Algunos internados marinos y pilotos aceptaron quedarse y nacionalizarse, pero otros doce, entre los cuales estaba Vicente, reiteraron sus posiciones. Nuevamente serán recluidos. En este momento de su cautiverio coincidirán con los prisioneros de la División Azul, con los que serán repatriados en abril de 1954 a bordo del buque Semiramis que atracará en  Barcelona.

Cincuenta años después

En 2004, a raíz del cincuentenario del regreso del barco Semiramis, el hijo de Vicente, sensibilizado por lo poco que sabía del pasado de su padre y la lectura de aquellas cartas, emprende una mastodóntica tarea. Contacta con entidades, supervivientes, familiares, asociaciones, escribe a diversos diarios, entidades judías, incluso llega a descubrir que Hansi partió en barco hacia Nueva Gales del Sur. Tira del hilo y sigue las pistas. Un día recibe un correo electrónico. Insólito, inesperado. Procede de Canadá: alguien leyó la petición de búsqueda de un médico español y a muchos kilómetros de distancia algunas personas comienzan a moverse para contactar con él. En un entramado difícil de explicar y mucho menos de resumir, Luís descubrirá que rehízo su vida, se trasladó a Australia, se casó con un judío centroeuropeo que, tras servir durante la Segunda Guerra Mundial en los ejércitos británico y estadounidense, también se había exiliado a Australia y tuvieron una hija. Pero lamentablemente, Hansi falleció años atrás. Hoy mantiene una bonita amistad con su viudo y la hija de ambos, a la que conoció en persona en un viaje a Madrid en el que le dio las cartas de su madre. Una de ellas decía:

Hoy, todavía no puedo acostumbrarme en la libertad y estoy con mis pensamientos allí con los que han quedado.   (Hansi Weissenstein)

ATRAPADOS  Libro

ATRAPADOS. “Los muertos transitaban bajo el hielo soviético de Leningrado, los vivos comían carne humana”

ATRAPADOS.  La guerra civil y sus consecuencias por Tierra, Mar y Aire.  (Editorial Crítica)

Los muertos transitaban bajo el hielo soviético de Leningrado, los vivos comían carne humana”.  Teresa Alonso Gutiérrez (San Sebastián, 18 de marzo de 1925)

Teresa Alonso (13)El testimonio de esta “niña de dos guerras” como ella se define, Teresa Alonso, es tan intenso que lo escribí, de pura pasión y sentimiento, de un tirón. Fueron varios días de entrevistas y múltiples visitas que se han transformado en una buena amistad con esta mujer de 92 años, fuerte y valiente.

Escucharla es estremecerse, entrar en las venas de la Unión Soviética de Stalin y, especialmente, en el horror cotidiano en el Sitio de Leningrado. Teresa Alonso llegó al país con doce años, en 1937, huyendo de la guerra civil en España, estudió en una casa de niños de Kiev, después en una escuela de segunda enseñanza, aprendió el idioma, compartió su cultura, se impregnó de su alma. Mil quinientos niños en su expedición, llegaron a ser más de tres mil, vivió durante veinte años en aquellas tierras antes de regresar a una España desconocida para ella. Eran los hijos adoptivos del Teresa Alonso (17)pueblo soviético….

Pero la vida idílica de los primeros años de amistad y aprendizaje se truncó con el ataque de las fuerzas del Reich en la URSS, segunda guerra mundial, operación Barbarroja, en su intento de conquistar Leningrado, la actual San Petersburgo. Entre el 8 de septiembre de 1941 y el 27 de enero de 1944, los casi novecientos días de horror, exactamente 872, y más de cien mil bombas costaron la vida a cerca de un millón de personas.

Teresa Alonso (2) Teresa Alonso (3)Nuestra protagonista estuvo allí, vivió el peor momento, el invierno de 1941-1942, cuando el cerco alemán se había completado y los accesos vitales de Leningrado estaban cortados, sin comida, ni agua corriente, ni electricidad, ni transporte público…Teresa decidió participar, estuvo en el frente, también en la retaguardia. Hacía barricadas, cavaba trincheras, ayudaba a los moribundos, auxiliaba a la gente, formaba parte de una brigada sanitaria, fabricaba material de guerra….siempre evadiendo las bombas y los morteros que caían por doquier reventando la ciudad de Leningrado y vidas humanas. Con el bloqueo y los más de treinta y tantos grados bajo cero se desbordaron el hambre, la muerte y la desesperación de la población. Por haber estado en el Sitio, por haber participado como voluntaria en las brigadas del Komsomol recibió finalmente un homenaje. En honor a la defensa de Leningrado, reza una inscripción, pero la distinción recibida es el reconocimiento a un arduo trabajo de humanidad, respeto y dignidad.

ATRAPADOS  LibroATRAPADOS entre dos guerras. Capítulo 18. Testimonios Por Mar, los niños de la guerra en la URSS:

 

 

NOS DEJA LÉON ARDITTI, EL HOMBRE QUE SOBREVIVIÓ A AUSCHWITZ-MONOWITZ

Exif_JPEG_PICTUREA punto de cumplir los cien años nos ha dejado el sefardita Léon Arditti, el hombre que sobrevivió a La Buna, la fábrica de la muerte de Auschwitz Monowitz, el autor de un precioso libro: Vouloir Vivre (Querer Vivir) de editorial L’Harmattan. Lo he sabido por su hijo, Jean-Pierre Hardy, notablemente emocionado, que es quien ha vivido siempre muy de cerca la historia de su padre.

Léon Arditti (Bulgaria, mayo de 1916 – Mouans Sartoux, 16 de febrero de 2016) escribió su terrible experiencia en el campo de exterminio a inicios de la década de los ochenta, cuarenta años después del Holocausto. Nadie puede predecir cuánto dura el silencio y cuando se despierta la necesidad de hablar, de contar. Él lo hizo al escribir Vouloir Vivre, donde narra su experiencia en el campo de la muerte de la Alta Silesia y donde aparece el poema Tranche de vie, escrito en 1981 por su hermano Oscar, cinco años mayor, con el que llegó a Auschwitz.

Nacido en Bulgaria, nacionalizado francés, con raíces judío españolas, le recuerdo como Exif_JPEG_PICTUREun hombre tolerante, culto y reflexivo, poseedor de un tono irónico peculiar. Me facilitó su contacto el publicista Luís Bassat, con quien coincidí en un viaje al campo de Mauthausen, hombre comprometido con todo lo referente al holocausto pues su familia vivió también el horror de la deportación. Él y Léon son parientes lejanos y tuvieron siempre una excelente relación de amistad y afecto.

Los dos días que estuve en su casa para entrevistarle e incluir su experiencia en el libro que para entonces escribía “Vivos en el averno nazi” (Editorial Crítica, 2014), hablamos de un pasado que aún tenía registrado a fuego en su mente y grabado en su antebrazo, su número de deportado. Siempre contaba que logró sobrevivir gracias a la férrea educación recibida por sus padres y al apoyo recibido por su hermano Óscar con quien llegó al campo nazi, pero también por su astucia, su actitud mental y sus ganas de vivir.

Oscar, falleció en el año 2003, pero en la casa de Léon permanece su recuerdo y un bonito dibujo de su rostro realizado, hace ya bastantes años, por su nieto, el artista Jeremie Setton.Exif_JPEG_PICTURE

Los nazis sesgaron la vida de su hermana Ida, la de su sobrino Jacques, con tan sólo 14 años, y la de su padre Salomón, un rumano residente en Bulgaria que se trasladó a París en 1940, poco antes de la ocupación nazi de Francia, para estar al lado de sus hijos. Todos, incluidos Léon y su hermano Oscar, fueron enviados a Auschwitz. Sólo regresaron con vida los dos hermanos.

Drancy, Auschwitz, Gleiwitz, Osterrode, Günzerrode y Dora-Mittelbau son los campos que componen el peregrinaje de los hermanos Arditti en Francia, Polonia y Alemania. En algunos fueron de paso, pero el gran terror fue su estancia en Auschwitz III Monowitz. En este mismo lugar fueron deportados conocidos nombres del mundo literario como son el escritor italiano de origen judío sefardí Primo Levi o incluso el escritor húngaro de nacionalidad rumana Elie Wiesel, con quien compartieron block, la barraca 30, aunque no lo supieron hasta después de la liberación

Léon Arditti sobrevivió en Auschwitz a 40º bajo cero, escapó a los más duros trabajos, a las temidas “selecciones” para las cámaras de gas, a las marchas de la muerte, al hambre, la disentería, los golpes de schlague propinados por los SS y, hacia el final de la guerra, en un traslado a otros campos, consiguió evadirse al ocultarse en un conducto de ventilación escapando a una muerte segura. En el último campo que pisó, Dora-Mittelbau, llevó a cabo la esperpéntica tarea de trasladar a diario los cadáveres de los presos que agonizaban en la enfermería hasta el crematorio. Se palpaba una libertad inminente y, sin embargo, muchos seguían muriendo en aquél dramático submundo nazi.
Contaba así uno de los peores momentos, el adiós a su padre (Extracto de “Vivos en el averno nazi”):

-Nos hicieron partir de Drancy en formación hasta el tren. ¡Snell! Snell! Gritaban todo el rato. Llegamos hasta unos trenes de madera donde podía leerse en letras blancas “40 hombres-8 caballos”. De repente oímos aufsteigen! (suban!)- gritaban otra vez… Eran trenes de ganado. Ayudamos a subir a mi padre, que ya le dolían las rodillas… En el interior todo era oscuridad, entraba mucha gente, nos íbamos apretando, casi sin respirar, teníamos miedo, estaba todo sucio, sólo entraba aire a través de una pequeña rendija de unos pocos centímetros y nos pusieron un viejo cubo de metal que sería la letrina para todos. De repente la puerta se cerró con golpes y oímos el ruido metálico del cierre. Escuchamos sonido de metralleta y más gritos. Vociferaban como locos. Alguien dentro del vagón que sabía alemán nos dijo que gritaban que no intentáramos evadirnos porque nos fusilarían a todos.

Fueron dos días de miedo, desconcierto y pánico. Llegaron el 20 de diciembre de 1943 a una estación desconocida. Al abrir las puertas de aquél infecto vagón pudieron ver su localización. En un rótulo estaba escrito: “Auschwitz”.

Tiene muy grabada en su mente la llegada a la estación, con el suelo blanco cubierto de nieve, los uniformes de los SS por un lado, los hombres esqueléticos vestidos con un traje o pijama de rayas por otro, gritos, ruido, muchedumbre, nervios, unos corriendo, otros cayéndose al suelo, empujones… Era la antesala de lo que les esperaba. A la llegada, en medio de aquél inmenso caos, los SS separaban a hombres de mujeres y a enfermos con ancianos.

-Todo el rato gritaban lo mismo ¡Raus raus, schnell, schnell!, eso no era un sonido humano, no era normal. Yo oía esto por primera vez en mi vida. Era una forma deshumana de los nazis. Gritos salvajes. Nos despojaron de todo, relojes y cualquier cosa bajo la amenaza de ser fusilados, y también nos obligaron a dejar las maletas en el vagón. Bajando del tren encontré a un amigo que no había visto desde hacía años y hablaba judío español. Este amigo, preso también, estaba destinado a coger las maletas de los otros presos que bajaban del tren, estaba a mi lado y escuché que decía ‘los camiones que ves allí enfrente jamás subas allí!!’ ¿Por qué? –le pregunté- ‘Idiota esto es para ir a la chambre à Gaz tout de suite’. Por primera vez oía la palabra cámara de gas. Y en aquél minuto exactamente, vi a mi padre, con las rodillas muy mal, con mucha dificultad, subiendo cómo podía a ese maldito camión. Mi hermano Oscar y yo supimos que no podíamos hacer nada. Nos cogimos las manos fuertemente y dijimos adiós a mi padre en la distancia, en silencio: ‘adiós papá, adiós’. Él no nos veía porque había mucha gente en la estación, estaba a unos doscientos metros y reinaba un caos completo. A mi hermana la pusieron en la fila de mujeres y ya no lo vimos nunca más.

El 11 de abril de 1945 llegaron los americanos al campo. Llegó la liberación. Trauma, silencio y exilio interior, es algo común en los supervivientes en el proceso del Retorno. En el caso de Léon, pasaría mucho tiempo sin poder hablar de ello, durante muchos años.

-No hablé durante 35 o 40 años. Pero un día, en el año 1978-1979 o antes, me levantó de dormir y le dije a mi mujer debo de hablar y lo grabé todo durante dos días enteros. Fue así, de repente sentí una enorme necesidad interior. Pero con mi familia hablé poco o nada de ello. Faltaban mi papá, mi hermana y mi sobrino, que jamás volverían. Era muy doloroso. Ni siquiera lo hablé con mi hermano. Con mi hermano estaba todo visto, vivido, y con mi familia qué les iba a contar ya…. Pensaba, ¿quién me puede comprender? Si se lo digo a mi madre que sabe que nunca miento, sabe que es verdad, pero cómo va a comprender tal barbaridad. No puede. Un humano no comprende lo que es deshumano. Aquello fue deshumano completaExif_JPEG_PICTUREmente”.

Vivió con este estigma a cuestas, pero también con una increíble capacidad de perdonar. En innúmeras ocasiones de nuestras conversaciones medio en español medio en francés, hacía gala de su buen humor y su excelente memoria.

Hace dos años, llamé a Luís Bassat para preguntarle por Arditti. Me respondió que aún tenía una gran memoria, que a sus más de 97 años decía ‘no hay día que no me acuerde de aquello’.

Ha pasado el tiempo e irremediablemente, Arditti nos ha dejado. Aun así, su hijo Jean-Pierre, que forma parte de una asociación judío-española llamada “Nuestros Desaparecidos”, dice que a pesar de la débil salud que tuvo los dos últimos dos años, cuando alguien le preguntaba ‘¿cómo va todo?’, él siempre respondía: ‘maravillosamente bien’. Ese es Léon Arditti.

LA ISLA DE SRI LANKA Y EL MÍTICO PUENTE SOBRE EL RÍO KWAI

???????????????????????????????Maravillosa isla Sri Lanka, la antigua Ceilán, ubicada a unos 40 kilómetros de India. He tenido la oportunidad de pisar el suelo de esta fantástica tierra repleta de rincones insospechados, una población humilde y pacífica y una religión mayoritariamente budista, con un 15 % de hinduistas y entre un 7 o un 8 % de cristianos y musulmanes. Sus idiomas oficiales son el cingalés y el tamil, aunque los jóvenes hablan inglés especialmente en las zonas más turísticas.

Alguien me preguntó: ¿sabes dónde se rodó la película “El puente sobre el río Kwai”, dónde crearon una réplica del puente? En Sri Lanka.

De entre las múltiples rutas que llevamos a cabo para descubrir el país y conocer más  su cultura y su pasado, también nos adentramos hasta su selva.  Allí, en aquél paradisíaco lugar, conocimos a los “guardianes”, por así decirlo, de lo que queda de aquél mítico puente. Son la memoria del lugar, un matrimonio especial. Mientras el marido mostraba las hojas de una revista bastante despedazada con un reportaje –The River Kwai Bridge– dedicado al famoso puente y a toda la trama que rodea a la película (fía férrea, campos de concentración),su esposa contaba que su padre había formado parte del elenco de figurantes de la película y se sentía orgullosa.

???????????????????????????????El film, una coproducción británico-estadounidense de 1957 que ganó varios premios Óscar, fue protagonizado por actores tan conocidos como Alec Guinness o William Holden. Está basado en la novela homónima que Pierre Boulle (1912-1994) escribió en el año 1952 inspirándose en los hechos reales ocurridos en la selva de Tailandia durante la Segunda Guerra Mundial. Precisamente Pierre Boulle luchó durante la segunda guerra mundial en Asia, según parece, en Birmania e Indochina. Y por cierto, también escribió “El planeta de los Simios”.

“El puente sobre el río Kwai” recoge la historia de la construcción de la línea del ferrocarril de Birmania de 1942 a 1943, la misma que se cobró la vida de miles de prisioneros de guerra ingleses, australianos, malayos, birmanos y neozelandeses que trabajaron como mano de obra. El puente fue destruido por bombas de la aviación estadounidense en 1945 pero después de la guerra fue reconstruido. La película fue rodada en el Reino Unido y en Sri Lanka, donde se construyó un puente de madera en plena selva, sólo para dinamitarlo. Cuentan que se llegaron a invertir sólo para ese fin unos 250.000 dólares y su construcción duró meses antes del inicio del rodaje.

Hoy, recordar su historia y mostrar el poco material gráfico que tienen es uno de los pocos recursos económicos de este matrimonio que, a cambio de una mínima cantidad de propina, acompañan hasta la zona del puente, dentro de la zona selvática de Sri Lanka, a menos de media hora caminando de donde los encontramos.

???????????????????????????????El paisaje es increíble. Muy cerca encontramos otro puente, en este caso basculante, que mostraba una vez más las maravillosas vistas del país. Eso sí, no apto para quienes sufran de vértigo o tengan miedo a las alturas pues el puente es largo y se balancea notablemente. Un cartel anuncia en cingalés y en inglés el peligro de caminar más de tres personas.

Luego seguiríamos la ruta por este país hasta llegar a uno de los lugares que más me impactó: Dambulla, a 148 kilómetros de la capital, Colombo. Es un complejo de cuevas convertidas en un gran templo: el Templo de Oro de Dambulla, el más grande y mejor conservado de Sri Lanka, declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Sus cuevas, estatuas y pinturas son reflejo de la ancestral presencia del budismo en la isla.

El abuelo desconocido muerto en Gusen y su hermano fusilado por Franco

Pablo Villarrubia Martín 1Es uno de los más de 7.500 españoles que fueron deportados al campo de concentración de Mauthausen, en Austria, durante la segunda guerra mundial. De ellos, tan sólo sobrevivieron 2.300, pero el carabinero Pablo Villarrubia Martín no regresó jamás. Es un olvidado, un desconocido incluso para su propia familia. Nadie supo nada de él, desapareció un anochecer cuando, al finalizar la guerra civil, cientos de miles de personas huían de una España perdida, sumergida en las redes del franquismo.

Sirva este texto como reconocimiento a tantos otros desconocidos que merecen, por parte de sus familiares y de la sociedad, el rescate de su historia. Este hombre es el causante del interés por la deportación de quien suscribe estas líneas, el abuelo desconocido de su familia política, y el detonante para llevar a cabo más de veinte entrevistas a españoles supervivientes del horror nazi que forman parte de ‘Vivos en el averno nazi’. Es también la historia de una investigación, de cómo reconstruir una vida, un pasado.

Fueron casi diez años de combate incesante en tiempos crueles. Luchó durante la guerra civil (1936-1939), se exilió a Francia, fue detenido y preso en un Stalag, campo de prisioneros de guerra en Alemania, más tarde deportado al campo de Mauthausen en diciembre de 1940 y, finalmente, trasladado, en una de las primeras expediciones, al anexo de Gusen, a cuatro kilómetros del campo central, donde fallecería un año más tarde.

Mientras él se debatía entre la vida y la muerte en los campos nazis, su hermano, Nicanor Villarrubia, seguía luchando contra el fascismo en la España de Franco de los años 40. Fue preso, torturado en la cárcel y, finalmente fusilado junto con otros hombres. Les denominaron los 17 de Carabanchel, ejecutados en agosto de 1947. De él tan sólo quedaba un recorte de periódico guardado por la familia durante toda la vida y gracias al cual podremos reconstruir una pequeña parte de su vida.

La historia de estos dos hermanos es una de tantos miles de españoles anónimos que perdieron la guerra, de los que no hay apenas registro alguno. El franquismo los eliminó del camino y la transición los olvidó.

Es posible aún hoy, después de setenta años de la liberación de los campos nazis, reconstruir sus vidas. Esta en concreto ha requerido la consulta de listados como el “Livre Memorial” de la Fondation pour la Mémoire, archivos y documentos del Centro Documental de Memoria Histórica de Salamanca, el Boletín oficiaNicanor Villarrubia muerte Franco 3l del Instituto de Carabineros, el Diario Oficial de la Gaceta de la República y los archivos Juan de Diego en el Museo de Historia de Cataluña. También fue crucial la localización de dos cartas guardadas por la familia que en su día emitió la Cruz Roja Española y Alemana.

Guerra civil, familias destrozadas

Nacido en Yuncler (Toledo) el mes de enero de 1913, Pablo Villarrubia Martín era el dueño, junto con su hermano Nicanor, de una imprenta de carteles de cine en el Madrid de los años treinta. Su vida transcurría normalmente hasta que estalló la guerra civil y decidió luchar como oficial republicano. Fue nombrado sargento del batallón nº 31 de carabineros el 5 de febrero de 1938, dato conseguido a través del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca.

En plena contienda trasladaría su residencia de Madrid a Camprodón (Gerona) junto con su esposa Carmen y su hijo Pablo, un niño de apenas cinco años, hoy mi suegro, que es gracias a quien conocería su historia.

Un año más tarde, enero de 1939, tras el nacimiento de una hija y cuando ya se daba por perdida la guerra, serían desplazados hacia Puigcerdá realizando el trayecto en la oscuridad de la noche, amparados por soldados republicanos. Allí se separaron, él como militar emprendería otra ruta. Jamás volverían a verse.

Su esposa e hijos tendrían pronto un nuevo destino, primero hacia La Bretagne en tren, para llegar después a Les Chammps-Géraux, donde residirían unos dos años hasta trasladarse definitivamente a Cognac (Francia) donde entrarían en contacto con los maquis. Allí Carmen trabajó en la cocina del campo de aviación donde conoció a un piloto de la Luftwaffe, el mismo que, tiempo después, tras realizar diversas averiguaciones, le dio la mala noticia de la muerte de su marido en Gusen.

Épinal, Fallingbostel y Mauthausen

¿Cuál habría sido la trayectoria del camarada Villarrubia? En Puigcerdà vio por última vez a su familia y meses después estalló la segunda guerra mundial, en septiembre de 1939. Fue capturado por los franceses en Épinal en 1940 y entregado a los alemanes, que le condujeron al Stalag XI B de Alemania, situado en la población de Fallingbostel, en el departamento de Hannover.

Hasta este instante era un prisionero de guerra, pero pronto se vería desposeído de tal condición para convertirse en un apátrida, entregado a los nazis con el beneplácito del gobierno de Franco, que abandonaba a su suerte a quienes le incomodaban allende de sus fronteras. El 5 de septiembre de 1940 un convoy parte de dicho Stalag hacia el campo de Mauthausen, adonde llegará tres días más tarde, el 8 de septiembre de 1940. Allí su nombre desparecerá, será tan sólo el preso número 4.384.

El abuelo de esta historia se encontraba a bordo de la 8ª expedición, de un total de hasta 118 trenes con republicanos españoles que cubrieron el trayecto desde los Stalags (campos de prisioneros de guerra) hasta su trágico destino en Mauthausen.

Para reconstruir algo más de su vida en los campos era preciso saber cuántos españoles viajaban en aquél tren de la 8ª expedición y cuáles sobrevivieron tras la liberación. Se trataba de localizar alguno para intentar saber algo más de cómo fue su día a día dentro del campo, cómo murió.

De los 201 deportados que viajaban a bordo, murieron 162, una mayoría. El “Livre-Mémorial des déportés de France 1940-1945”, editado por Fondation pour la Mémoire de la Déportation, dio la pista necesaria, aparecían los nombres de los españoles en el mismo convoy del abuelo, sus compañeros de viaje a los campos nazis.

El azar quiso que la autora de estas líneas localizara vivo a uno de entre una treintena de nombres: Emilio Caballero Vico, con quien se produciría otra coincidencia, si así puede decirse. Además de haber estado en el mismo Stalag XI B Fallingbostel, pertenecieron a la misma Compañía de Trabajadores Extranjeros, la 89 CTE y, por último, ambos serían conducidos desde Mauthausen a su anexo Gusen en la misma fecha, el 24 de enero de 1941. Sólo que Emilio sobreviviría y el abuelo desconocido moriría el 7 de diciembre de 1941.

Por lo tanto, aunque no se conocieran o no se identificaran visualmente, ambos habían compartido vivencias, espacio y tiempo.

Al comentar estas fechas y situaciones con Emilio, éste sonreía y decía:

“Si, son muchas coincidencias. Bueno, yo era cuatro años más joven que él solamente. Lo que está claro es que, además de todo eso, llegamos a Gusen en el primer equipo de españoles, en la peor época”.
La Cruz roja y otros documentos del pasado

Carta Cruz Roja defunción abuelo 2 reducidaAyudó a reconstruir esta historia una carta que la Cruz Roja Española envió a la familia, a la hermana del fallecido residente entonces en Madrid, en el año 1944 con el objetivo de informar del deceso del carabinero Villarrubia. Escrita a mano, en letra inglesa y firmada por un peculiar personaje, ‘El Conde de la Granja’, jefe del gabinete de información de la Cruz Roja Española, en contacto permanente con la Cruz Roja Alemana.

Igualmente fundamental fue localizar en el baúl de los recuerdos un documento fechado un 13 de mayo de 1948 en París que recibió en Francia su viuda. El remitente era la Association Nationale de Déportés et Internés Résistants et Patriotes -entidad creada por los propios deportados en octubre de 1945- y la AIEA (Association des Déportés Internes Espanols Antifascistes) cuyo secretario Manuel Razola, superviviente de Mauthausen, firmaba dicho documento certificando los datos auténticos del fallecido. Es el mismo RazExif_JPEG_PICTUREola autor del libro ‘Triángulo Azul’ junto con otro deportado, Mariano Constante.

En busca de cinco deportados de Gusen

De los veinte deportados entrevistados para el libro Vivos en el averno nazi, cuatro sobrevivieron al horror en Gusen.

Son: el ya citado Emilio Caballero Vico (Mahora-Albacete, 1917-Champigny-París, 2012) del kommando de los albañiles; Luís Estañ Alfonsea (Callosa de Segura 1917-2010), el hombre cercano al temido oberkapo conocido como El Asturias o Matajudios por su crueldad; Alejandro Vernizo (Madrid, 1918-La Val de Marne-París, 2013), que trabajó en la cantera de Kastenhof en Gusen; José Marfil Peralta (Rincón de la Victoria, 1921) el hijo del primer español muerto en Mauthausen, y Jesús Tello Gómez (Épila de Jalón-Zaragoza, 1924-Tournefeuille-Toulouse, 2013) superviviente del barracón de los inválidos.

El testimonio de estos hombres sería importante para conocer un poco más como pudo ser el día a día en aquél infierno. El trabajo duro en la trituradora de piedra donde tantos españoles murieron, las canteras de granito, el barracón 32 de los inválidos, la epidemia de tifus, y, especialmente, la tortura de las duchas frías –Totbadeaktion- que tan bien describió Jesús Tello con su memoria milimétrica y su carácter enérgico. Contaba lo siguiente:

“A algunos presos los veías llegar balanceándose, débiles y les empujaban allí… horroroso…. Las duchas frías eran una fosa, algo así como una piscina y, alrededor, había como un pasillo cementado. Tenía unos desagües para el agua, las tuberías, no había techo, no había tejado, el agua quedaba cerrada al exterior y podía llegar a una profundidad de dos metros. Tapaban los desagües cuando entrábamos tenían que eliminar a cuantos más mejor. Te gritaban, más o menos les entendías. ¡raus, raus, schnell! Oye que gritaban como locos, había que oírles…. Daba miedo….aquello era como una película. Tal como lo cuento (…) Mira, en esas duchas, si entrabas muy adentro tus propios amigos se agarraban a ti porque no soportaban el frío…se enganchaban y no te soltaban. Te transmitían su frío su desespero. Si se hundían en el agua podías estar perdido, lo cual era peor, incluso te ahogaban sin darse cuenta…. Algunos pensaban que si se agachaban evitarían el frío del agua…. Otros pensaban que alguien les ayudaría….Todos estos acabaron en el crematorio.”

Tello y los otros deportados entrevistados contaban auténticas barbaridades que generaban aún más interrogantes. ¿Fallecería el abuelo en una de aquellas horribles duchas frías? Las fechas coincidían ya que murió en uno de los inviernos más fríos, el de 1941, que se cobró la vida de muchos españoles. ¿Quizás fue a la cámara de gas? ¿O sería trasladado a lo que denominaban un ‘centro de reposo’ destinado, en realidad, al exterminio de los más debilitados?

Este último caso formaba parte de la temida operación Eutanasia o Aktion T4 nazi aplicada a los campos de concentración. Uno de estos centros era el castillo de Hartheim (Austria), lugar de exterminio y experimentos médicos al que fueron conducidos casi 500 españoles.

Para saber algo más consulté en Barcelona los archivos Juan de Diego (el que fue tercer secretario del campo de Mauthausen) ubicados en el Museo de Historia de Cataluña. Cuatro cajas contienen interesantes cartas y documentos, todo conservado en una cámara cerrada a fin de preservar su contenido.

Existen varios listados, pero el apellido Villarrubia tan sólo aparecía en la lista global de los españoles registrados en Mauthausen. No se encontraba entre los nombres de los enviados a las cámaras de gas y, además, los gaseamientos en Gusen no comenzarían hasta 1942.

Exif_JPEG_PICTUREEn cambio, según otro documento, a inicios del mes de diciembre de 1941, varios transportes de españoles partieron de Gusen hacia el ‘sanatorio’ de Dachau, forma encubierta que en realidad casi siempre les conducía a Hartheim, centro de la eutanasia nazi. Las fechas de dichos transportes eran muy cercanas al día de la muerte oficial del abuelo, el 7 de diciembre de 1941.

Sin embargo, su apellido no aparece en la relación de los 499 españoles enviados a este ‘sanatorio’ de entre un total de miles de hombres y mujeres de todas las nacionalidades.

Jamás sabremos qué ocurrió, cómo murió, si fue de hambre, frío, inanición, agotamiento, palizas, enfermedades, todo ello era cotidiano y habitual dentro de los campos de concentración nazis. Por lo menos ahora ya no es un absoluto desconocido, nos aproximamos un poco más a lo que pudo sufrir dentro de las alambradas de Mauthausen y Gusen, su lucha cotidiana para mantenerse, durante un año y tres meses, vivo dentro de aquél infierno nazi.
Blog: montserrat.llor.net
“Vivos en el averno nazi” (Ed. Crítica, 2014)

NANETTE BLITZ KONIG: «El reencuentro con Ana Frank en Bergen-Belsen fue inolvidable»

Nanette en su casa de Sao PauloA mediados de marzo de 2015 el Canal National Geographic estrenó el documental ‘Ana Frank, la historia jamás contada’ en el que nos aproxima al infierno que vivió los últimos días de su vida en el campo de concentración de Bergen-Belsen, en Alemania, donde murió de tifus. Es interesante el relato de dos mujeres que fueron sus amigas en Ámsterdam y que, posteriormente, se reencontraron en Bergen-Belsen. Estos dos testimonios son: Hannah Pick-Goslar y Nanette Blitz Konig.

¿Quién es Nanette? Hace un cierto tiempo publiqué junto con el periodista Pablo Villarrubia un artículo en El País Semanal sobre la terrible experiencia de Nanette Blitz Konig, una mujer fuerte, enérgica, positiva, que recordaba desde su casa de Brasil aquél pasado en los campos nazis, su amistad con Ana Frank y el exterminio de su propia familia.

Nanette Blitz Konig El Pais Semanal (reportaje)

El contacto fue posible gracias a la buena amiga e historiadora Maria Luiza Tucci Carneiro, especialista en racismo y antisemitismo del departamento de Historia de la Universidad de Sao Paulo, que dirige el proyecto Arqshoah –archivo virtual del Holocausto- en colaboración con la investigadora Rachel Mizrahi, siempre en busca de testimonios.

web Arqshoah con datos de Nanette

  ¿Qué tuvieron en común Nanette y Ana Frank? Fueron amigas de colegio en Amsterdam y, tras estallar la segunda guerra mundial, se reencontraron en el campo de concentración de Bergen-Belsen.Foto Ana Frank sello alemán

Ni Ana ni yo tuvimos adolescencia, pasamos de ser niñas a ser adultas; de estar juntas en clase a ser deportadas en un campo de concentración nazi.

Relatos escalofriantes, de persecución, de traiciones, de horrores del campo, de reencuentros inolvidables…

Nanette Blitz Konig es holandesa, nacida en el seno de una familia judía acomodada de Amsterdam en 1929. Su padre, gerente del Banco de Ámsterdam, su madre, nacida en Kimberly -África del Sur- y su hermano, fueron deportados a campos de concentración. Jamás regresaron.

Cuando en mayo de 1940 las tropas alemanas ocuparon Holanda, país que cinco días más tarde capituló, el antisemitismo latente que ya existía se transformó en una implacable persecución. Objetivo: destruir la colonia holandesa judía que, a partir de marzo de 1941, fue obligada a registrarse. Se implantaron todo tipo de restricciones, incluso se hizo obligatorio declarar el número de estudiantes judíos en las escuelas, lo que conllevó la creación de escuelas específicas para ellos.

Pasaporte Nanette (1)Fue en una de estas escuelas donde Ana y Nanette, entonces con doce años, coincidieron, en la misma clase, entre octubre de 1941 y julio de 1942, fecha en que la familia Frank desapareció con su familia para esconderse.

Un momento significativo de su relación nos hace remontar a la fiesta de aniversario de Ana, en junio de 1942:

Fui a su fiesta de cumpleaños con otras amigas de la clase. Cumplía trece años. Fue cuando recibió un regalo especial de sus padres: el primer diario, el mismo que años después sería tan importante. Yo también le hice un obsequio, le regalé un broche.

NANNETTE BLITZ KONIGDetención y deportación de la familia Blitz
En septiembre de 1943, cuando los Frank aún permanecían ocultos en su escondite, la familia de Nanette fue detenida y deportada.

-Aún puedo escuchar los golpes en la puerta, los gritos, el desconcierto… es algo que no se transmite, la deshumanización…Entraron dos hombres de la Gestapo que gritaban Schnell, schnell!! –que significa rápido en alemán-. Golpeaban la puerta salvajemente. Tuvimos que salir muy rápido, a empujones.

Fueron conducidos al campo de transición de Westerbork, al noreste de Holanda, y meses después, en febrero de 1944, trasladados a Bergen-Belsen. La vida en el campo era una constante lucha por la supervivencia: hambre, disentería, enfermedades, frío, horas de pie a la intemperie, perros entrenados para despedazar a los presosNúmero Identificación que le dieron los nazis

El Padre de Nanette murió en Bergen-Belsen. Poco después, su hermano sería deportado al campo de Oranienburg, en Alemania, donde fallecería y su madre llegaría a Magdeburg, cerca de Beendorf, Alemania, para trabajar en una mina de sal a 700 metros bajo el suelo para fabricar piezas de aviones. Tampoco sobreviviría.

Reencuentro con Ana Frank antes de morir
A finales de 1944 Nanette se quedó sola en Bergen-Belsen, sin familia. Es en este campo donde vería de nuevo a Ana Frank, que llegaba procedente de Auschwitz hacia el mes de noviembre de 1944. El reencuentro no se produciría hasta poco antes de la muerte de Ana, quizá un mes antes:

Casi no nos reconocimos por nuestro aspecto; ella estaba muy debilitada, casi reducida a un mero esqueleto. Estaba muerta de frío, temblando, envuelta en una manta raída, no aguantaba más los piojos, no sabía cómo resistir aquello…Conseguí abrazarla. Jamás olvidaré nuestro dramático y emocionante reencuentro.

Le contó cómo había permanecido escondida su familia antes de ser deportada y el interés que tenía por publicar su Diario en formato libro una vez finalizara la guerra. Sus ilusiones se vieron truncadas por una epidemia de fiebre tifoidea hacia el mes de marzo de 1945, casi a las puertas de la liberación por las fuerzas británicas.

-Al final los crematorios de Bergen-Belsen no daban abasto. Al entrar los ingleses para liberar el campo se encontraron con montones de cuerpos. Aquella noche la muerte seguía rondando. Había una forma peculiar de roncar que denotaba si una persona iba a morir…

Con tan sólo 30 kilos de peso y tras enfermar gravemente, Nanette sobrevivió de milagrocarta Otto Frank y respuesta Nany (1). Fue internada en un sanatorio durante tres años hasta que logró recuperarse. Allí, en octubre de 1945, recibió una peculiar visita, Otto Frank. Le dijo que tenía el diario de su hija y quería publicarlo. Con el tiempo y una vez recuperada, se trasladó a Inglaterra, estudió, trabajó como secretaria en un banco comercial y en 1953 se casaría con John Frederik Konig, un ingeniero húngaro que, al finalizar la segunda guerra mundial intentaba reagrupar a su familia en Brasil.

(Fragmentos de la entrevista y del artículo en EPS) (Fotos de Nanette de Pablo Villarrubia)

Mercedes Núñez Targa, sobrevivir en Ravensbrück

El carretó dels gossos‘El carretó dels gossos’ (‘La carretilla de los perros’) de Mercedes Núñez fue una de mis primeras lecturas sobre la deportación de mujeres a los campos de concentración nazis y, también, una de los que más me impactaron.

Su hijo, Pablo Iglesias Núñez, hombre activo en todo lo concerniente a la deportación además de ser el delegado de la Amical de Mauthausen en Galicia, ha impartido estos días una conferencia a alumnos del liceo de Pantin, en las afueras de París.

Se ha dedicado siempre a difundir la trayectoria de su madre, Mercedes Núñez Targa (Barcelona, 1911- Vigo, 1986), secretaria del poeta Pablo Neruda durante los años de la República, militante antifascista que fue detenida y presa en España en 1939, después cayó en manos de la Gestapo y finalmente fue deportada al campo nazi de Ravensbrück Pablo Iglesias foto conferencia Francia 1(Alemania) en 1944.

Hace años me habló de ella por primera vez Neus Català, también deportada a Ravensbrück, quien, desde el final de la II Guerra Mundial, no paró jamás de hacer “visible” lo que ella denominaba la invisibilidad de las mujeres en los campos de concentración (entrevisté a Neus para “Vivos en el averno nazi” editorial Crítica).

Con el paso del tiempo Pablo ha guardado múltiples objetos y documentos de su madre: retal que cosió en la cárcel de Ventas, los certificados de pertenencia a la Resistencia francesa durante la ocupación nazi, la carta de su detención por parte de la Gestapo y su traslado al campo alemán de mujeres de Ravensbrück y así una larga lista que detalla en una interesante entrevista que publicó La voz de Galicia y se puede leer en este enlace:La Voz de Galicia Entrevista Pablo Iglesias Núñez

Sirva este espacio para recordGERMANY-RAVENSBRUCKar la figura de Mercedes Núñez, una de las más de 130 mil mujeres que cruzaron la frontera de un terror llamado Ravensbrück, el mayor campo de concentración de mujeres en territorio alemán durante la segunda guerra mundial, ubicado al noreste de la ciudad de Fürstenberg, a 90 km de Berlín.

Biografía facilitada por Pablo Iglesias Núñez y Ana Bonet Solé.

Mercedes Núñez Targa nace en Barcelona el 16 de enero de 1911 en el número 5 de la calle Santa Ana, en el seno de una familia acomodada. Su madre, Ángela Targa Guitart, era catalana e hija de un chocolatero, el cual tenía su negocio en la Rambla de Canaletas. Su padre, José Núñez Otero, natural de Bergondo en Galicia, se había establecido en Barcelona, abriendo una joyería en la Rambla de las Flores, número 8. José pertenece a la Junta Directiva del Centro Gallego de Barcelona donde Mercedes participa en algunas actividades: canta en el Orfeón, asiste a tertulias literarias y políticas.

Mercedes recibe una educación clásica: clases de piano, de francés, de inglés, de comercio… Muy pronto se interesa a la corriente reformista de la Barcelona de los años treinta y afirma su personalidad y su deseo de emancipación.

“…A los 16 años, en contra de la familia, me puse a trabajar en un laboratorio cinematográfico. Fue un terremoto… Estaba bien que trabajasen las chicas pobres, pero no yo”. (Entrevista “El Noticiero Universal”, 22/11/1980).

Mercedes trabaja como auxiliar de contabilidad y mecanografía en los años 1930/31 y parte de 1932 en “Películas Cinematográficas Huguet” en la calle Provenza, número 292 en Barcelona. Compatibiliza este trabajo con el de dáctilo-mecanógrafa en el Consulado de Chile en Barcelona, donde trabaja hasta diciembre de1936. En este mismo Consulado, Mercedes trabaja como secretaria de Pablo Neruda, siendo éste Cónsul de Chile en Barcelona. En febrero de 1935, Pablo Neruda es nombrado cónsul en Madrid en sustitución de Gabriela Mistral.

El 14 de abril de 1931, día de la proclamación de la IIª República será una fecha inolvidable para Mercedes que la marcará a lo largo de su vida. Vive con intensidad esas jornadas eufóricas por las calles de Barcelona.

A la vez, Mercedes es tesorera del “Club Femeni i d’Esports”, primera entidad deportiva catalana, fundada en 1928 y compuesta exclusivamente de mujeres. Al mismo tiempo forma parte de un equipo de remo. Esta actividad la llevará años más tarde a participar en la organización de las Olimpiadas Populares, contra-convocatoria de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Estas Olimpiadas se verían truncadas por el golpe militar de julio de 1936.

También, durante el año 1934, Mercedes se afilia al “Ateneu Enciclopedic Popular”, entidad de carácter educativo y pedagógico, creada en 1902, considerada en su época como progresista, en el seno de la cual se imparten conferencias sobre literatura y política. Años más tarde, Mercedes confesaría que su padre condenaba este compromiso, calificando con desprecio el Ateneu de “nido de pistoleros”.

Se afilia también a “Amics del Sol”, asociación agrupando actividades relacionadas con la naturaleza, junto a los cuales participa en numerosas excursiones a los Pirineos. Años más tarde, esto le será muy útil cuando tenga que atravesar los Pirineos para huir hacia Francia.

Reafirma su compromiso social y político, afiliándose a las “Juventudes Socialistas Unificadas” (JSU). Más adelante, dará un salto cualitativo afiliándose al PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña). Mercedes justifica su evolución de los movimientos libertarios del Ateneu hacia el comunismo del PSUC, refiriéndose al contexto político.

“Como todos los jóvenes de los años 30, seguía apasionadamente las incidencias de aquella época, tan fértil en acontecimientos políticos. Mis simpatías iban hacia la República, pero jamás se tradujeron en actos concretos. Hasta el último minuto, sonreí con incredulidad, cuando alguien iniciaba la sospecha de que se preparara una sublevación (…) Más, lo que creía absurdo, se convirtió en realidad. Los primeros tiros en las calles de mi ciudad dieron al traste con mi existencia apacible. Ya no se podía ser neutral”. (Cárcel de Ventas, Mercedes Núñez, 1967).

Al estallar la guerra, Mercedes ejerce labores burocráticas en la sede del Comité Central del PSUC, sito en la “Casa Milà” (La Pedrera), donde se encuentran también las oficinas de la UGT (Unión General de Trabajadores).

A finales de enero de 1939, al evacuarse Cataluña, la dirección del Partido Comunista le encomienda reorganizar el PC en La Coruña, en Galicia. Llega en marzo de 1939, hospedándose en la calle Emilia Pardo Bazán, número 28-4° de la ciudad herculina. Trabaja de taquimecanógrafa para el Agente Comercial Carlos Canel, de marzo a noviembre de 1939.

Lo que Mercedes ignora es que está vigilada de cerca por agentes de la Dirección General de Seguridad, venidos especialmente de Madrid, aguardando el momento más oportuno para detenerla.

El 10 de noviembre de 1939 es detenida en la ciudad herculina. Los agentes proceden a un minucioso registro en la pensión donde se aloja entonces Mercedes, en la calle Alfredo Vilas, número 26-2°. Las pruebas “acusadoras” mencionadas en el expediente del Consejo de Guerra consisten en: un tintero, un frasco de tinta simpática (invisible), algunos cuadernos en blanco, así como unos sobres. Es trasladada a la prisión de mujeres de Betanzos, donde la aíslan en una celda, siendo llevada a continuación a la prisión provincial de La Coruña. En su libro “Cárcel de Ventas”, cuenta como su celda estaba iluminada por el faro de la Torre de Hércules.

El día 6 de marzo de 1940 es trasladada a la prisión de Ventas en Madrid. En aquel entonces la dirección de la prisión era asumida por Vidal de las Pozas.

“Ventas”, había sido una prisión modelo concebida bajo la IIª República, teniendo como objetivo la humanización del sistema carcelario. El proyecto fue auspiciado por la abogada y diputada Victoria Kent, al frente de la Dirección General de Prisiones de abril de 1931 a junio de 1932. La prisión fue inaugurada en 1933. Bajo la dictadura franquista, “Ventas” se convierte en un almacén de reclusas. Millares de presas son hacinadas en condiciones infrahumanas. Siendo la capacidad originaria de 500 presas, llegó a albergar más de 6.000 reclusas. Entre esas reclusas se encuentran las mujeres que eran personal directivo de la prisión bajo la República. La mayor parte de ellas son condenadas a muerte. Cuando Mercedes llega a Ventas, las detenidas están todavía bajo el impacto emocional debido al fusilamiento de las “trece rosas”, trece menores de edad condenadas en un juicio sumarísimo y fusiladas el 5 de agosto de 1939, siendo la directora de la cárcel la religiosa Carmen Castro.

“Al final del pasillo de la galería de incomunicadas desemboco en el universo extraordinario que es la cárcel de Ventas en este año de gracia de 1940. Una cantidad importante de mujeres, pálidas, con caras de hambre, algunas de ellas vestidas con trozos de manta y de tela de colchón, se encuentran hacinadas en los pasillos, en las escaleras, en los propios retretes, todo ello invadido por una multitud de colchones enrollados, maletas, botijos, talegos, platos de estaño…” (Cárcel de Ventas, Mercedes Núñez, 1967).

Todos los días, al amanecer, las prisioneras son despertadas por los fusilamientos en las tapias del Cementerio del Este cercano y pueden contar los fusilados por el número de tiros de gracia.

Cuando Mercedes ingresa en “Ventas”, es aún católica practicante y comunista a la vez. En esa misma prisión pierde la fe debido al trato recibido de sus carceleras, las monjas de la Congregación “Hijas del Buen Pastor”, de siniestra fama.

El 25 de octubre de 1940, tiene lugar en Madrid, en las Salesas, el Consejo de Guerra sumarísimo, número 57634/1229 (Causa 57634, legajo 4031). El expediente consta de 4.826 folios, encausando a 120 personas detenidas como resultado de una amplia operación policial en todo el norte de España: Pamplona, Bilbao, San Sebastián, Santander, Gijón, Oviedo y La Coruña, desarticulando así el aparato del PCE en el Norte.
La sentencia presentada el día siguiente dicta diez penas de muerte. Entre las mujeres, dos son condenadas a penas de 20 años, dos a penas de dieciséis años, diez a penas de doce años y un día y ocho absueltas.

Mercedes es condenada a una pena de doce años y un día por “auxilio a la rebelión”, mientras que ella pensaba que los rebeldes eran ellos.

La Dirección General de Seguridad en Madrid, maneja un organigrama completo de la organización norte que la sitúa como “responsable del PC” en La Coruña. He aquí el párrafo del acta de acusación que sirvió para fusilar a diez personas y condenar las otras a penas de prisión:

“Resultando que de la instrucción sumarial, se deduce la peligrosidad y delincuencia política de algunos de los encartados, de formación intelectual torpe, sin ideales fijos, animados tan solo por el odio, la envidia contra el poderoso al que creen privilegiado y sostenedor de un orden social injusto, porque ellos nacieron en cunas proletarias y no supieron o no pudieron vivir con desenvoltura para satisfacer materialmente sus necesidades, frivolidades y vicios…”

En la prisión Mercedes, que tiene facilidad para el dibujo, realiza retratos de sus compañeras de cautiverio que los envían a sus familias.

Es puesta en libertad provisional el día 21 de enero de 1942, teniendo que presentarse ante la autoridad judicial los días quince y treinta de cada mes. Obtiene la autorización para fijar su residencia en Barcelona, Rambla de las Flores, número 8. Está pendiente de otro juicio con la acusación de pertenecer al SRI (Socorro Rojo Internacional) y a organizaciones marxistas.

En su despedida de sus compañeras, una de ellas al darle un abrazo le dice: “Explica a los de la calle lo que has visto aquí (…) Que los de la calle sepan”. (Cárcel de Ventas, Mercedes Núñez, 1967).

En Barcelona, aprovecha para tomar contacto con las personas que le facilitarán su huida clandestina. En julio de 1942, con la ayuda de dos amigos catalanes, Pere Busquets y Carles Balagué, cruza los Pirineos hacia Francia bajo la falsa identidad de Francisca Colomer, esposa Puig.

Pensando encontrar la libertad, es detenida por la policía francesa en la localidad de Saillagouse, pueblo de la Cerdaña francesa, situado a 1.317 m de altitud en los Pirineos Orientales, el día 7 de septiembre de 1942. Es encarcelada en la prisión de Perpignan, bajo la acusación de “paso clandestino de la frontera” y condenada a un mes de prisión (“Registre d’écrou de la Maison d’Arrêt de Perpignan, numéro 2289”). Excarcelada el 8 de octubre de 1942, es internada en el campo de Argelès. En aquel entonces ya no es campo de concentración, pero aún perduran los vestigios del campo donde estuvieron encerrados sus compatriotas en condiciones indignas. Mercedes no alcanza a entender la actitud que tuvo el gobierno de la república francesa con sus hermanos republicanos españoles en el curso del exilio de febrero de 1939.

Mientras tanto en Barcelona, se dicta una orden de búsqueda y captura contra ella, publicada en el Boletín Oficial de la provincia el día 14 de octubre de 1942, donde se puede leer: “Se trata de un elemento activo de izquierdas que ha tenido importantes responsabilidades en la causa roja”.

En Francia, la situación presente está clara: no hay nada que esperar del nuevo estado colaboracionista francés del mariscal Pétain, que ha reconocido el régimen dictatorial de Franco. Para Mercedes la única posibilidad de salida del campo es encontrar un patrón que le proponga trabajo. Se presenta la ocasión cuando se busca una persona cualificada para cuidar cerdos. Mercedes dice tener experiencia. Así es como puede salir del campo el día 23 de noviembre de 1942 y trabajar en el castillo Villerambert Julien en Caunes Minervois (departamento de l’Aude).

En enero de 1943, encuentra trabajo como cocinera en las cocinas del estado mayor de las fuerzas de ocupación nazis en Carcassonne. Se incorpora rápidamente en la Resistencia francesa, formando parte activa de la 5ª Agrupación de Guerrilleros Españoles del Departamento de l’Aude como enlace junto a Rafaela Soro bajo el pseudónimo de “Paquita Colomer”. Más tarde, obtendrá el rango de sargento de los F.T.P.F. (Francs Tireurs et Partisans de France).

“…Entre las muchas cosas que tuve que hacer en Francia durante la ocupación, una fue suministrar información sobre el cuartel general de la región que los alemanes habían establecido en Carcassonne, donde trabajaba de cocinera…” (Entrevista “Faro de Vigo”, 1977).

“…Yo vivía legalmente en Carcassonne, con documentación falsa, y era enlace con un grupo de guerrilleros. Eran leñadores: grupos de cuarenta, veinte de los cuales eran legales y mientras éstos hacían carbón, los otros veinte hacían las acciones…” (Entrevista “Mundo Diario”, 16/11/1980).

“…Mi casa, en el número 20 de la rue Fabre d’Églantine, estuvo abierta a los guerrilleros. Era una casa virgen, desconocida incluso de la mayor parte de mis camaradas, que se utilizaba en situaciones excepcionales…” (Entrevista “Faro de Vigo, 1977).

En Carcassonne se reencuentra con un amigo de Barcelona, el reportero gráfico Agustí Centelles. Ambos colaboran en la falsificación de documentos para los guerrilleros.
El día 25 de mayo de 1944, Mercedes y once compañeros de su agrupación guerrillera son detenidos. Entre ellos, Gabriel Mascaró, Pedro Torrades, Antonio Mari Font, Vicente Miralles, Pedro Almagro, Francisco Rovira, Antonio Rodríguez, Soriano, Juan López…, Miguel Amantegui, el cual conseguirá huir, aprovechando la confusión generada por el bombardeo del tren que los conduce hacia los campos de concentración nazis.

Al ser detenida, había sido sometida a un violento interrogatorio en la sede de la SD-Gestapo en el número 67 de la route de Toulouse en Carcassonne por parte de René Bach, un joven intérprete alsaciano de 23 años al servicio de la Gestapo, conocido por su actuación en la “Haute Vallée”, llegando a disparar a bocajarro sobre el guerrillero Ballester, matándolo, y ejecutando a sangre fría otros resistentes como el hijo Cathala.

Mercedes es detenida y enviada a deportación bajo su falsa identidad de Francisca Colomer, esposa Puig (datos contrastados por ITS (International Tracing Services) del KL Buchenwald, depositario de los archivos del kommando HASAG de Leipzig-Schönefeld).
Durante el trayecto, los hombres son conducidos al campo de Royallieu (Frontstalag 122) en Compiègne, las mujeres al “Fort de Romainville”, donde Mercedes conoce a Constanza Martínez, militante del PSUC como ella.

El día 14 de junio de 1944, Mercedes y sus compañeras de infortunio son conducidas en tren en condiciones infrahumanas hacia los campos de concentración nazis. Llegan primero a Sarrebruck.

“… Fuimos conducidas, primero a Sarrebruck; desde allí nos llevaron a Ravensbrück… En los cinco días que duró el viaje, sólo nos dieron un poco de pan y una tinaja para hacer nuestras necesidades… Como único contacto con el exterior, un ventanuco protegido por alambradas… Íbamos cincuenta y tres mujeres encerradas en un vagón de transporte de caballos. No sucumbimos de milagro”. (Entrevista “El Periódico”, 21/11/1980).
La llegada al campo de Ravensbrück tiene lugar el 25 de junio de 1944.

“Cuando llegamos a la estación de Furstenberg nos hicieron recorrer a pie varios kilómetros hasta el campo. Por el camino vimos casitas con jardín donde había niños jugando alegremente entre las flores. Aquella dulce escena despertó en nosotras nuestro corazón de mujer. Más, ¡qué terrible ironía! Los niños eran los niños de nuestros guardianes; las flores que admirábamos debían su esplendor al hecho de que las tierras eran abonadas con cenizas de los prisioneros calcinados en los crematorios. Cuando llegamos creí desfallecer. Los SS nos esperaban con palos y perros. Aquello parecía el Apocalipsis” (Entrevista “El Periódico”, 21/11/1980).

“…Al llegar al campo nos ponen en cuarentena, encerradas en una barraca; así van a poder hacer la selección… nos van a someter a diversas pruebas para determinar las que son aptas para trabajar y las que no. Eso quiere decir que éstas últimas son aptas para el “gas”…, las viejas, las enfermas., van a ser apartadas y liquidadas”…

“… Mirad – señala una mujer -. Allí están las cocinas. ¿No veis el humo de la chimenea?
Era el crematorio”. (Entrevista “Montserrat Minobis”, nov. 1980).

A partir de este momento Mercedes no es más que un número: el 43225, entre las 140.000 mujeres del campo, de las cuales un centenar son republicanas españolas. Permanecerá allí cuarenta días, conociendo a compañeras como Neus Catalá, Geneviève Anthonioz- De Gaulle, Lise London…

Luego será enviada al “Kommando” HASAG, cerca de Leipzig, con el número de matrícula 4068. Entre las seis mil mujeres del kommando están ocho españolas que se ayudan y se apoyan: Constanza Martínez Prieto, Carme Boatell, Mercedes Bernal, Marita, Elisa Ruiz, María Ferrer, llamada Contxita, María Benitez Luque y Mercedes Núñez Targa, llamada Paquita.

En este kommando Mercedes participa junto a otras compañeras en acciones de sabotaje que hacen inservibles los obuses que fabrican.

“Realmente, cuando llegamos al campo, nos dimos cuenta que era imposible hacer algo allí, una vez llevadas a trabajar a la fábrica, sí que podíamos intentar alguna cosa. Y realmente vamos a decidir que perdidas por perdidas, intentaríamos hacer sabotajes con los obuses debido a la falta de control, a pesar de la presencia de los SS y de los obreros alemanes. Hicimos que se perdieran muchos obuses…” (Entrevista “Montserrat Minobis”, nov. 1980).

Se identifica a las deportadas por un número cosido en el traje de rayas que llevan puesto, así como por un triangulo de color diferente según la clasificación de la prisionera. Para las “políticas” como Mercedes, es rojo. Es amarillo para las judías, azul para las apátridas (color también llevado por numerosos deportados españoles de Mauthausen), etc.…

“ Desde mi punto de vista y a pesar de que pasábamos hambre, vivíamos con el temor constante de ir a parar al “gas”, de los maltratos…, pero a mí, lo que más me ofendía, lo que más me quedó grabado en la memoria, fue sin duda lo que ellos llamaban el “appell”… Consistía en que te hacían formar en hileras en el patio del campo a la intemperie, en posición de firmes sin mover nada, ni la cabeza, ni las manos, ni los pies, nada… formar impecables líneas rectas y no moverse por nada… Era un castigo evidentemente y un recuento para ver si faltaba alguna… (como si pudiese faltar…) Era, para mí, una humillación, un intento más de destrucción de la persona… te obligaban a permanecer impasible, inmóvil aunque la compañera de tu lado se cayese y la estuvieran apaleando… y una no podía hacer absolutamente nada…, te hacían sentir cobarde, te habían destruido… Y pasaba cada día, durante un par de horas…” (Entrevista” Montserrat Minobis”, nov. 1980).

Es liberada el día 14 de abril de 1945 por las tropas aliadas americanas de la 2ª División de Infantería. Ese mismo día había sido anotada para un “transporte” a la cámara de gas. Mercedes se encontraba en el “revier” (enfermería) del campo de Leipzig – Schönefeld con escarlatina y tuberculosis.

“El día de mi liberación no sé lo que hice. No puedo recordarlo. Fue tal el choque. Hubo mujeres que se murieron aquel mismo día, que no se podían mover y estaban agonizando en la cama y que se pusieron de pie al oír la noticia. Era una cosa de locura. Fue una alegría inmensa. Lo que si recuerdo es que mis compañeras españolas que fueron evacuadas me habían confeccionado una banderita republicana. Era el 13 de abril aquel día. Me dijeron mis compañeras: “Mira, si mañana 14 de abril eres liberada, te la pones”. Yo cogí y me la puse. Es el único dato concreto que recuerdo de aquel día de mi liberación. Lo demás es un poco difuso. Anduve, salté, corrí…” (Entrevista TVE – Catalunya, marzo 1986).

Más adelante las deportadas son repatriadas hacia sus países de origen excepto las españolas que nadie reclama. Franco y su cuñado Serrano Suñer, ministro de asuntos exteriores, las consideran como apátridas. Al final Mercedes con algunas de sus compañeras son repatriadas hacia Francia el día 24 de mayo de 1945.

El 27 de julio de 1945, estando ella ingresada en el Hospital Bichat de Paris, se desplaza en tren hospital hacia Carcassonne para participar como uno de los veintisiete testigos por la parte acusadora en el juicio seguido contra René Bach, su torturador de la Gestapo. Éste será condenado a muerte y fusilado en septiembre del mismo año.

Meses más tarde, encontrándose Mercedes en el centro de convalecencia de Meillon (Bajos Pirineos), dependiendo del “Unitarian Service Comitte” (antena del Hospital Varsovia de Toulouse), conoce a Medardo Iglesias Martín, ex capitán republicano de la Guardia de Asalto en Madrid, el cual había sido internado en los campos de África del Norte después de un largo periplo en el barco Stanbrook, que lo llevó del puerto de Alicante el 28 de marzo de 1939 junto a 2.835 personas hasta Orán.

En septiembre de 1947 se irán los dos a vivir a Drancy, población de las afueras de París. Su casa será lugar de encuentro de numerosos militantes clandestinos, represaliados e intelectuales.

“El exilio, sólo sabe lo que es él que lo ha vivido…, el exilio no es demasiado romántico…, es muy prosaico, muy duro…, demasiado. Y no solamente es quedar separado de la familia, del país, que ya es muy duro, sino que incluso nos hemos encontrado en que no hemos asimilado la cultura en que hemos tenido que ir a parar y hemos perdido, a la vez, la nuestra”. (Entrevista “Montserrat Minobis”, nov. 1980).

“… Pasamos años con las maletas hechas, esperando el regreso a España de un momento a otro…” (Entrevista “Faro de Vigo”, 1977).

A pesar de la opinión desfavorable de los médicos, tendrá un hijo en 1949. Mercedes padece secuelas importantes consecutivas a su internamiento y deportación. A consecuencia de ello le extirparán un pulmón en 1959.

El gobierno francés concede a Mercedes la “Légion d’Honneur” (máxima condecoración civil francesa) en 1959, así como la Medalla Militar (máxima condecoración militar francesa), la Cruz del Combatiente Voluntario de la Resistencia, la Medalla de la Deportación e Internamiento por hechos de Resistencia, la Cruz de Guerra 1939-1945 y la Cruz del Combatiente.

Recién instalada en París, vuelve a su actividad militante: primero en el Movimiento de la Paz y la”Union des Femmes Françaises”, luego atiende una consulta sindical en la CGT para asesorar a los emigrantes españoles. Participa en numerosos congresos sobre la deportación ofreciendo su testimonio en distintos países como Francia, Bélgica, Alemania, Holanda, Polonia, Checoslovaquia, Gran Bretaña… Colabora en diversas publicaciones francesas y españolas tales como “Antoinette”, “Heures Claires”, “Le Patriote Résistant”, “L’Humanité”, “Mujeres Antifascistas Españolas”, “Libertad”, Libertad Para España”, “Información Española”, “Nova Galicia”, “Mundo Obrero”, “Treball”, “Nuestra Bandera”… Coordina durante unos años un programa radiofónico en “Radio España Independiente, estación pirenaica”: “De Ribadeo a Tuy”.

Debido a la represión franquista en contra de los exilados, Mercedes no firma sus artículos o utiliza seudónimos: Andrea Docaño (Andrea, siendo el nombre de su abuela paterna y “O Caño” la cuna de su familia paterna de Bergondo en Galicia), María Rosa Codesido (nombre de una prima suya y de su domicilio en Bergondo) y Anita Dámaso o A.D. (mismas iniciales que Andrea Docaño).

Para cumplir su promesa hecha ante sus compañeras de cautiverio en la prisión de Ventas el día de su puesta en libertad provisional, Mercedes escribe a partir de los años 50 “Cárcel de Ventas” publicado en París en 1967 con prólogo del poeta Marcos Ana (encarcelado 23 años en distintas prisiones franquistas). Mercedes lo había apadrinado durante su cautiverio.

En 1968, participa activamente a la creación del Partido Comunista de Galicia junto a dirigentes como Santiago Álvarez, Enrique Lister y otros, formando parte de su primer Comité Central.

A finales de los años 60, Mercedes empieza a escribir su testimonio de resistente y deportada, al que da por título “Candidata al crematorio”, publicado en catalán en 1980 bajo el título de “El carretó dels gossos”.

En 1975, a la muerte del dictador, Mercedes y Medardo vuelven a España para continuar con su militancia y preparar las primeras elecciones democráticas de 1977.

Paralelamente da conferencias en los colegios e Institutos de Galicia y Cataluña, presentando el documental de Alain Resnais, “Noche y Niebla”. Participa en varias charlas y debates radiofónicos y televisados. También aporta su testimonio en la prensa escrita.
En 1983, Mercedes es nombrada delegada en Galicia de la “Amical de Mauthausen y otros campos” con sede en Barcelona. Su tarea consistió principalmente en elaborar un censo de más de 200 gallegos muertos en los campos de concentración nazis.

A la pregunta de un periodista sobre lo que es la libertad para ella, Mercedes contesta:

“Mi libertad es un mundo de justicia, donde todo el mundo pueda vivir, donde no haya guerras, donde no se cometan injusticias, donde nadie pase hambre. Eso, para mí, es la libertad”. (Entrevista TVE – Catalunya, marzo 1986).

Mercedes Núñez fallece en Vigo (Galicia) el día 4 de agosto de 1986.

En el año 2005, “A Nosa Terra” publica “Cárcere de Ventas”, traducción al gallego de “Cárcel de Ventas”, con prólogo de Carme Vidal y traducción de Carlos Arias y Sira Vidal.
El mismo año se publica la segunda edición de “El carretó dels gossos” con prólogo de su hijo Pablo Iglesias.

En el año 2008, “Edicions Cossetania” publica “La presó de Ventas”, con prólogo y traducción de Agnès Toda i Bonet, traducción al catalán de “Cárcel de Ventas”.
El día 7 de febrero de 2009, el Ayuntamiento de Vigo le rinde homenaje, inaugurando una calle a su nombre en el barrio de Pardaiñas-Rocío (Bouzas-Coia).

En diciembre 2011, la Editorial Renacimiento de Sevilla publica “Destinada al crematorio”, traducción al castellano de “El carretó dels gossos” con prólogo del catedrático Xesús Alonso Montero y traducción de Ana Bonet Solé y Pablo Iglesias Núñez.

En noviembre 2012, la misma editorial publica “La valeur de la mémoire”, traducción al francés de “El carretó dels gossos” con prólogo del catedrático Jean Ortiz y traducción de Ana Bonet Solé.

CÓMO RECUERDO A MARCELINO BILBAO

EL HOMBRE QUE SOBREVIVIÓ A LOS EXPERIMENTOS MÉDICOS DEL DOCTOR MUERTE (uno de los 20 supervivientes del libro VIVOS EN EL AVERNO NAZI)

Marcelino Bilbao (2)Falleció hace un año, a finales de enero de 2014. El tiempo ha transcurrido muy deprisa, aún le recuerdo contando durante horas su historia en su casa. ¡Pasamos casi un día entero!

Directo, cruel, despiadado. Así contaba su terrible experiencia como cobaya de los médicos SS en Mauthausen. Había leído su testimonio en el libro “Triángulo Azul” de Mariano Constante y Manuel Razola y algunos reportajes publicados sobre los experimentos médicos realizados por los nazis. Era el año 2011 cuando hacía tiempo tenía en mente visitarle.

Pero después de entrevistar en París a Francisco Bernal, el zapatero de Ebensee, el hombre que hacía las botas a los SS y calzaba con galochos a sus compatriotas, tuve claro que el siguiente destino sería Châtellerault (Francia) para conocer en su casa al que fue buen compañero y amigo suyo: Marcelino Bilbao.

Su resistencia física era innegable, su perspicacia también. Marcelino sobrevivió a las inyecciones de sustancias tóxicas que le fueron inoculadas en la zona del pecho y a los experimentos médicos a los que fue sometido. Siempre dijo que había sido el malvado Aribert Heim, el Doctor Muerte.

Marcelino era un hombre fuerte y luchador. Prueba de ello es que resistió en los diversos frentes en los que luchó durante la Guerra Civil, en los campos de internamiento franceses, en la terrible cantera de Mauthausen y también sobrevivió a los experimentos médicos de los que fue objeto. Siempre resistió. Como él mismo narra, de los 30 prisioneros inoculados en la enfermería, solamente salieron siete con vida. Le imagino entonces, bravo como era, tendido en una camilla esperando el “aguijonazo” fatal del doctor. Además de la tortura física innegable, la psicológica sería aún peor. Pero él siguió adelante y durante años fue el único español vivo para contar tan terrible expMarcelino Bilbao (9)eriencia.

Dos nombres van unidos irremediablemente a su historia: el temido Aribert Heim y el jefe de los SS médicos en el campo, Eduard Krebsbach, iniciador de la matanza masiva de presos por inyección letal, algo que le valió el apodo de ‘Dr Spritzbach’ o ‘Dr. Inyección’.

Marcelino agudizó aún más su ingenio para mantenerse vivo en aquél infierno. ¿Cómo? Haciendo ‘contrabando’ dentro de Mauthausen para algunos kapos y jefes de block. Algo tan sumamente peligroso solamente podía hacerlo alguien con tres características: juventud, picaresca y atrevimiento. Él unía a ellas su astucia y capacidad de reacción, era rápido y tenía agallas…

Es uno de los veinte testimonios del libro que escribí en 2014 ‘VIVO
S EN EL AVERNO NAZI’  (Ed. Crítica)

Al revisar el material gráfiMarcelino Bilbao y Francisco Bernalco me encontré con esta bonita imagen de dos buenos amigos: el propio Marcelino y Francisco Bernal, alias “el Chusta”, el Zapatero del campo. Están en Mauthausen, inicios de mayo de 1962, en un viaje aniversario de la liberación de los campos nazis. (foto cedida por su sobrino Etxahun Galparsoro)

Del video he extraído en baja resolución tan sólo dos minutos de entrevista para facebook. Las fotos, una de las cuales circula por todos los medios digitales, las hice en su casa entre muchas otras.

LÉON ARDITTI (Bulgaria, mayo de 1916)

TERROR EN LA BUNA, LA FÁBRICA DE LA MUERTE DE AUSCHWITZ

Hoy, 27 de enero, día interExif_JPEG_PICTUREnacional en memoria de las víctimas del Holocausto, se cumple el 70º aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz. Es conveniente recordarlo, difundirlo entre los más jóvenes para que tengan el testimonio directo de los que sufrieron aquél episodio de la historia, algo que no aparece en los libros de texto de las escuelas.

Por ello recuerdo un testimonio del libro “Vivos en el averno nazi” (Editorial Crítica) que escribí ahora hace exactamente un año: el sefardita LÉON ARDITTI, que sobrevivió junto con su hermano en Auschwitz Monowitz gracias a su astucia, su actitud mental y sus ganas de vivir.

Exif_JPEG_PICTURE Dos días estuve con Arditti y su familia hablando de un pasado que aún tiene registrado en su mente y grabado en su antebrazo. En esta fotografía que le hice en su casa de Francia quise retratarle con algo que le define a la perfección, el libro que años atrás escribió: “Vouloir Vivre”.

Los nazis sesgaron la vida de su hermana Ida, la de su sobrino Jacques, con tan sólo 14 años, y la de su padre Salomón, un rumano residente en Bulgaria que se trasladó a París en 1940, poco antes de la ocupación nazi de Francia, para estar al lado de sus hijos. Todos, incluidos Léon y su hermano Oscar, fueron enviados a Auschwitz. Sólo regresaron con vida los dos hermanos.Exif_JPEG_PICTURE

Drancy, Auschwitz, Gleiwitz, Osterrode, Günzerrode y Dora-Mittelbau son los campos que componen el peregrinaje de los hermanos Arditti en Francia, Polonia y Alemania. En algunos fueron de paso, pero el gran terror fue su estancia en Auschwitz III Monowitz. Allí estuvieron conocidos nombres del mundo literario como son el escritor italiano de origen judío sefardí Primo Levi o incluso el escritor húngaro de nacionalidad rumana Elie Wiesel, con quien compartieron block, la barraca 30, aunque no lo supieron hasta después de la liberación. Allí todos eran anónimos bajo el imperio del miedo y el exterminio.

Léon Arditti ha sobrevivido en Auschwitz a 40º bajo cero, ha escapado a los más duros trabajos, a las temidas “selecciones” para las cámaras de gas, a las marchas de la muerte, al hambre, la disentería, los golpes de schlague propinados por los SS y, hacia el final de la guerra, en un traslado a otros campos, consiguió evadirse al ocultarse en un conducto de ventilación escapando a una muerte segura. En el último campo que pisó, Dora-Mittelbau, llevó a cabo la esperpéntica tarea de trasladar a diario los cadáveres de los presos que agonizaban en la enfermería hasta el crematorio. Se palpaba una libertad inminente y, sin embargo, muchos seguían muriendo en aquél dramático submundo nazi. En medio de esta batalla, Léon Arditti se convirtió junto con su hermano Oscar en todo un estratega de la supervivencia y su historia es un himno a la resistencia humana.Exif_JPEG_PICTURE

El libro “Vivos en el averno nazi” (Ed. Crítica) contiene hasta 20 escalofriantes narraciones de supervivientes de los campos de Mauthausen, Gusen, Ebensee, Dora-Mittelbau, Buchenwald, Auschwitz Monowitz, Bergen-Belsen, Natzweiler-Struthof y Ravensbrück.

SEGUNDO ESPALLARGAS, alias “Paulino”(Aragón,1920 -París, 2012)

EL BOXEADOR IMBATIDO DE MAUTHAUSEN

OLYMPUS DIGITAL CAMERADe entre los veinte entrevistados de “Vivos en el averno nazi” uno de los que más me impactaron fue Segundo Espallargas, alias Paulino (Albalate del Arzobispo, Aragón, enero 1920 – París, 2012).

El día que le visité en su domicilio en las afueras de París libraba su último combate, esta vez con la vida. Semanas después falleció a los 93 años, pero el hombre que yo conocí aquella mañana, aunque enfermo, era alto, de complexión fuerte y robusta, brazos largos y manos grandes, era el boxeador imbatido de Mauthausen. Me impresionó por su grandeza y, a la vez, por debilidad física, todo al mismo tiempo. Era un hombre sencillo, con buen humor, incluso aún a pesar de sus escasas energías contó que al nacer pesaba más de siete kilos y que muchas personas acudían a verle como algo fuera de lo normal. Realmente lo fue.

Luchó en la guerra civil con apenas dieciséis años y, más tarde, al estallar la segunda Paulino, boxeador campo nazi de joven, años 40 foto 2guerra mundial, fue destinado a campos de prisioneros de guerra hasta llegar finalmente a Mauthausen, donde estuvo cuatro años. Desempeñó diversos trabajos: en la cantera, cargando mercancías pesadas, como mecánico, en las cocinas…Pero algo le diferenciaba de los demás presos a ojos de los SS: sus puños. Los fines de semana los nazis montaban un cuadrilátero y Paulino debía luchar en aquél cruento ring. Combatió con boxeadores de diversas nacionalidades, algunos prisioneros como él, a sabiendas de que una derrota podía conllevar su muerte inmediata. Su misión era ganar, permanecer imbatido. Lo consiguió.

Todo esto lo recordaba el día que le visité. Decoraban las paredes de su casPaulino, boxeador campo nazi dibujoa diversos cuadros, fotografías y dibujos. Distinguía imágenes de un Espallargas joven en el año 1946, un dibujo a lápiz de dos boxeadores en combate firmado por R. Mossot y un cuadro que le regaló un amigo, una pintura muy colorida con el rostro de un boxeador con sus guantes situado delante de un muro donde se puede leer bien grande: Mauthausen. Aquellas paredes transmitían toda una vida.

De repente me mira, sonríe y hace un gesto para que me siente a su lado. Estaba prácticamente sordo. Aún así, escucho su voz y, aunque se agota pronto, resuena fuerte en su caja torácica para decirme:

Paulino, boxeador campo nazi 3-Ser boxeador es lo que me salvó en el campo. Fue el comandante de Mauthausen el que me dio el nombre de Paulino porque admiraba mucho a un español guipuzcoano, un campeón que boxeaba en Alemania que se llamaba Paulino Uzcudun. Por eso me llamó así. Me decía ‘¡si no ganas, vas al crematorio!

Cuando explica que, por ser imbatido, llegó a tener a veces el privilegio de escoger a sus adversarios, imagino los puñetazos que podía dar con rabia este personaje musculado de más de 1,80 metros de altura para efectuar tal venganza. Lo cierto es que, a medida que ganaba los combates, aumentaba su importancia en el campo y el respeto que kapos y SS sentían por él.Paulino, boxeador campo nazi pintura

Con frecuencia el comandante gritaba: “montad el ring y llamad a Paulino!” Y siempre ganaba. De combate en combate, los prisioneros lo admiraban, los alemanes le respetaban y sus contrincantes le temían….

(VIVOS EN EL AVERNO NAZI- Ed. Crítica)

 

MUJERES ESPAÑOLAS EN EL INFIERNO DE RAVENSBRÜCK

Neus Català en 2010MUJERES ESPAÑOLAS EN EL INFIERNO DE RAVENSBRÜCK (El País Semanal)

Con 22 grados bajo cero, a las tres de la madrugada del 3 de febrero de 1944, 1.000 mujeres entramos en Ravensbrück. Con 10 SS y sus 10 ametralladoras, con 10 perros lobos dispuestos a devorarnos, empujadas bestialmente, hicimos nuestra entrada triunfal en el mundo de los muertos.  (cita del libro ‘De la resistencia y la deportación. Testimonio de 50 mujeres’ de Neus Català)

«Nos pusieron a todas una inyección para eliminarnos la mneus catalàenstruación. decían que seríamos más productivas» (Neus Català)

«Vi mujeres con cicatrices horribles. Les operaron las piernas para experimentar, se les veía el hueso» (Conchita Grangé)

‘En ravensbrück fueron gaseadas unas 6.000. pero al mes morían unas 1.000 por enfermedades y falta de higiene’ (Lise London)

Dantesca y cruel. Así fue la entrada de miles de mujeres en uno de los peores campos nazis durante la II Guerra Mundial: Ravensbrück, cerca del pueblo de Fürstenberg, un lugar pantanoso unos 90 kilómetros al norte de Berlín. Una gran mayoría fueron presas por motivos políticos: luchaban contra el fascismo. Las españolas también. Habían combatido para defender la libertad y los valores de la II República durante la guerra civil española, pero Franco ganó la batalla y el exilio fue inevitable.

Terminaba la GuerraP1510068 Civil en febrero de 1939 y en septiembre de ese mismo año comenzaba la II Guerra Mundial y la expansión de Hitler. De una u otra forma, sin importar nacionalidades, todas lucharon por unos ideales: colaboraron con la Resistencia, sirvieron de enlaces o combatieron como antiguas brigadistas internacionales. Un día fueron capturadas por la Gestapo y conducidas a los campos de concentración.

De la deportación femenina siempre se ha hablado menos. SufrieExif_JPEG_PICTUREron todos, hombres y mujeres, pero a ellas habría que añadir otros sufrimientos adicionales, los que se desprenden de su propia condición de mujer: experimentos médicos, esterilización, eliminación de sus hijos ante su presencia e incluso prostitución.

El impacto físico y psicológico generado en ellas creó una larga etapa de silencio e introspección…..

Para leer el reportaje completo en pdf:  MUJERES SUPERVIVIENTES EL PAIS

O en link de El País: http://elpais.com/diario/2010/06/13/eps/1276410417_850215.html

 

 

 

‘CÓMO BURLAMOS A LOS NAZIS’ (La Aventura de la Historia)

Esta es la historia de los jóvenes Poschacher de Mauthausen y de las fotografías que mostraron la barbarie nazi en los campos de concentración. Desde su casa en Francia nos hablan de aquél pasado Lázaro Nates, Ramiro Santisteban, Jesús Tello, Ramiro Santisteban y José Alcubierre.  Montserrat Llor

Artículo La Aventura de la Historia, El Mundo CÓMO BURLAMOS A LOS NAZIS

P1500950Tras la liberación del campo de concentración de Mauthausen (Austria) en mayo de 1945, el mundo tuvo noticia de las atrocidades cometidas por los nazis gracias a la iniciativa y la valentía de algunos deportados españoles. Arriesgaron sus vidas para sustraer del laboratorio fotográfico y de los infranqueables muros del campo las imágenes que mostrarían la barbarie sufrida por los presos, esclavizados, torturados y asesinados por los SS.

Para ello fue imprescindible la participación de unos jóvenes, todos españoles y menores de veinte años, bautizados como Poschacher, apellido del propietario de una cantera privada de las inmediaciones del pueblo. Lograron extraer de Mauthausen y poner a buen recaudo las fotografías conseguidas hábilmente por Francisco Boix, en colaboración con Antonio García. Ambos trabajaban en el Erkennungsdienst, el laboratorio fotográfico destinado oficialmente a los retratos de identificación de los presos. Allí revelaban, guardaban y clasificaban negativos y clichés de fotos que los nazis tomaban del campo: retratos, escenas cotidianas del duro trabajo de los presos, experimentos médicos, ejecuciones y, muy especialmente, las visitas de altos cargos. Este preciado material sería aportado, tras la liberación, por el propio Francisco Boix en los juicios de Nuremberg y Dachau como prueba de la crueldad nazi. LAZARO NATES 3

Boix era un prominente, al igual que otros españoles que desempeñaban trabajos especiales. Consiguió un trato directo y habitual con algunos SS y, durante un tiempo, fue secretario del laboratorio. Desde este enclave, pronto se darían cuenta del valor histórico de las fotografías que pasaban por sus manos, la única prueba que permitiría documentar en el futuro los crímenes cometidos en Mauthausen desde el año 1940. Idearon la forma de extraerlas fuera del campo y aunque, en un principio, fueron escondidas en diversos lugares por algunos presos, pronto se darían cuenta del grave peligro que corrían de ser descubiertos. Por ello, Boix entró en contacto con un grupo de jóvenes que, entre los años 1942 y hasta finales de 1944, trabajaron fuera del campo: los Poschacher.

Exif_JPEG_PICTUREFueron algunos integrantes de este Comando, compuesto por unos cuarenta chicos con edades comprendidas entre los 13 y los 19 años, los que llevaron a cabo dicha tarea. Concretamente Jacinto Cortés y Jesús Grau sacaron las fotos fuera de los muros de Mauthausen y José Alcubierre, participó convenciendo a la austriaca Anna Pointner (vecina del campo) para que las escondiera en su casa hasta la fecha de la liberación. Otros Poschacher lo sabían y colaboraron manteniendo el más absoluto silencio en un mundo en el que la traición era recompensada por los nazis. Aquél mutismo y el apoyo de todos los compañeros fueron las armas decisivas para llevar a cabo tan importante misión.

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Para leer el artículo: https://montserrat.llor.net/wp-content/uploads/2015/02/Artículo-La-Aventura-de-la-Historia-El-Mundo-CÓMO-BURLAMOS-A-LOS-NAZIS.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 

EL BOXEADOR, EL ZAPATERO Y EL DIBUJANTE DE MAUTHAUSEN

EL PAIS SEMAExif_JPEG_PICTURENAL El talento me salvó de Mauthausen  (Montserrat Llor)

Un boxeador, un dibujante y un Zapatero. Tres oficios muy distintos para tres hombres muy parecidos unidos por nexo común: sobrevivieron en los campos nazis durante la Segunda Guerra Mundial gracias a su astucia, por utilizar sus habilidades artísticas y captar la atención de sus captores, los nazis.

Son tres personajes de entre los más de 10.000 españoles que fueron deportados por diversos motivos y son tres de los 20 restantes que conocí en sus casas de Francia. Al igual que ellos, el resto, hombres y mujeres, deportados en los campos nazis de Mauthausen, Gusen, Ebensee, Dora-Mittelbau, Buchenwald, Auschwitz Monowitz, Bergen Belsen, Natzweiler-Struthof y Ravensbrück abrieron sus puertas de par en par, mostraron fotos antiguas, documentos y textos.

Paulino, boxeador campo nazi 3Segundo Espallargas –alias “Paulino”- fue boxeador en el campo de Mauthausen, donde trabajó duramente en la cantera y, más tarde, en las cocinas. Los fines de semana los nazis montaban un cuadrilátero y “paulino” debía boxear en aquel cruento ring. No solo eso, también debía permanecer imbatido. Lo consiguió. Era ganar o morir en la cámara de gas. A sus 92 años residía en las afueras de París. Fue cuando le visité.
Manuel Alfonso Ortells es el dibujante. Compartió barracón, también en Mauthausen, con otros españoles de entre los cuales cabe recordar Eduardo Muñoz, “Lalo”, amigo y protegido de Picasso. Le salvó la vida el hecho de entrar en el Bureau de planos y delineantes del campo. Era uno de los denominados prominentes. Con 96 años reside en Burdeos donde mostró uno de sus mejores tesoros: una fantástica carpeta repleta de dibujos realizados con papel del campo. Francisco Bernal, zapatero del campo nazi 3

Francisco Bernal era zapatero de profesión. Tener buenas manos para el calzado y hacer botas de buena calidad y resistencia le valió el respeto de los Kapos y SS de Mauthausen y Ebensee, campos en los que fue preso. Ingenioso, luchador y solidario, contó en su casa de París situaciones inverosímiles de su deportación.

Para leer más en formato pdf: https://montserrat.llor.net/wp-content/uploads/2015/02/EL-PAIS-SEMANAL-El-talento-me-salvó-de-Mauthausen.pdf

 

 

 

EL ÚLTIMO ABRAZO DE ANA FRANK (El País Semanal)

NANNETTE BLITZ KONIG‘EL ÚLTIMO ABRAZO DE ANA FRANK’ (El País Semanal)  Montserrat Llor

Habla la que fue compañera de pupitre de Ana Frank: Nanette Blitz Konig. Años más tarde, al estallar la segunda guerra mundial, se reencontrarían  en el campo nazi de Bergen-Belsen. Allí le confesó que había escrito un diario. Nannette recuerda aquél pasado desde su casa en Brasil.

Para leer más en pdf:   Nanette Blitz Konig El Pais Semanal

O el link de El País:  http://www.elpais.com/articulo/portada/ultimo/abrazo/Ana/Frank/elpepusoceps/20101128elpepspor_4/Tes

 

 

 

EDMON GIMENO Y EL ROBO DE ZAPATOS

edmon gimenoHace unos días leí la noticia de un robo de zapatos de víctimas del Holocausto expuestos en el museo del campo de Majdanek, en Polonia, a pocos kilómetros de Lublin. En este campo de exterminio creado por Himmler en 1941 se exhiben más de 56 mil zapatos protegidos por alambradas tal como muestra la imagen.

De repente vino a mi mente un episodio vivido por todo un personaje, uno de los veinte protagonistas a los que entrevisté para “VIVOS EN EL AVERNO NAZI” (Editorial Crítica):EDMON GIMENO FONT (Caseres –Tarragona-campo nazi1923-2014).

A él le robaron los zapatos de deportado durante su primera noche en el campo nazi de Dora. Puede parecer un detalle sin mayor trascendencia, pero dentro de un campo de concentración y, especialmente, en pleno invierno a temperaturas bajo cero, tener los pies calzados era algo de vital importancia. La vida o la muerte de los presos podía depender de ello.

Edmon llegó a Dora-Mittelbau (Alemania), en febrero de 1944. Allí, miles de presos fabricaban motores de avión en la fábrica subterránea de Mittelwerk y, además, en el interior de enormes túneles producían las V1 y V2, bombas mortíferas volantes que podían alcanzar objetivos muy lejanos.

Este era uno de los recuerdos más vivos que tenía Edmon del gigante de Dora. Con tan sólo llegar le hicieron dormir dentro de los túneles junto con otros presos. Pasaron la primera noche en las entrañas de la montaña, en el interior de la fábrica subterránea donde tantos deportados encontraron la muerte. Recuerdo que me decía:

-El espectáculo era terrorífico. El ruido de las explosiones, el de las perforadoras, el humo y el polvo hacían el ambiente irrespirable…Humedad, falta de aire, trabajos forzados, golpes, gente desfallecida. Allí morían todos los hombres a montones…

Pasaron la noche en un lateral del túnel, un lugar frío, insalubre, fangoso para, a la mañana siguiente, salir al Kommando de trabajo. Aquella noche, de repente, desde la penumbra divisó alguna sombra, furtiva, rauda y veloz. Era un ladrón, le robó los zapatos y le dejó a cambio otros totalmente despedazados.

Vio salir corriendo a aquella sombra y, al instante, supo qué había pasado, pero si gritaba los kapos se lanzarían sobre él hasta destrozarle a golpes por alterar su sueño. Optó por callarse y aguantar.

-Los días siguientes tuve que ir con aquella especie de zapatos rotos, con suela de madera y una mínima tela de sujeción, con los dedos al aire. Así estuve en la appellplatz cada día, a las cinco de la madrugada…Tenía la impresión de que no sobreviviría. Al final me dijeron quién podría ayudarme y conseguí otros zapatos, si pueden llamarse así, mejores.

En enero de 2015 se cumplirá un año del fallecimiento de Edmon Gimeno, un hombre inagotable, culto, vital, Doctor en Geografía e Historia y autor de “Buchenwald, Dora, Bergen-Belsen. Vivencias de un deportado”.

Recuerdo que el equipo de @Ed_Critica fue a visitarle para grabar un video promocional de “Vivos en el averno nazi”. Les narró con emoción las amenazas de un SS durante su cautiverio. Decía: “Du morgen, krematorium”… /“Tú, mañana, crematorio»/…

http://www.europapress.es/internacional/noticia-roban-zapatos-victimas-holocausto-antiguo-campo-concentracion-20141126112402.html

RAMIRO SANTISTEBAN (Laredo –Cantabria- 1921)

JUNTO A SU PADRE Y SU HERMANO, CON LA MUERTE EN LOS TALONES

A las diez de la mañana, en PP1490206arís, abrieron la puerta de su casa Ramiro Santisteban y su esposa Niní, simpáticos, guapos y alegres. Ambos, impregnados de optimismo y buen talante, contaron su historia retrocediendo casi setenta años atrás.

Ramiro Santisteban (Laredo, 1921) tenía solamente quince años cuando en agosto de 1937 el avance imparable de las fuerzas nacionales que entraron en Santander era una realidad. Su padre, Nicasio, de tendencias republicanas, comprendió enseguida que debían irse del pueblo. Huida, miedo, siempre con el peligro detrás de los talones. En el momento más dramático lograron subir a un barco pesquero y, toda la familia, poner rumbo a Francia, desembarcando en el puerto de la Rochelle.
Ramiro Santisteban
Allí comenzaría un largo peregrinaje narrado en “Vivos en el averno nazi”.

 Exilio, campos de internamiento en Francia y, finalmente, campos nazis, concretamente Mauthausen. El padre y los dos hijos estuvieron siempre, o casi siempre, juntos en este largo camino, pero tras la liberación, en mayo de 1945, el padre fallecería en un hospital francés y el hermano sería asesinado cuando intentaba cruzar la frontera a España, oculto por las montañas, para ir a visitar clandestinamente a su madre enferma. Era solamente 17 meses mayor que Ramiro, muy parecido físicamente, les tomaban por mellizos con frecuencia.

-Tanto sufrir para este final…-comenta con tristeza cuando lo recuerda…

Exif_JPEG_PICTURESantisteban fue uno de los jóvenes Poschacher de Mauthausen que trabajaron en la cantera del pueblo. Cada día iban y regresaban al atardecer pero, finalmente, fueron liberados para dormir fuera de los muros del campo. Ramiro lo recordó durante la entrevista (aquí sólo un fragmento breve), al igual que habló de otro personaje de “Vivos en el averno nazi”, Segundo Espallargas, alias Paulino, el boxeador imbatido.
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Niní, su esposa, trabajó en el Ministerio de Justicia y por sus manos pasaron expedientes para la búsqueda de criminales de guerra. Su historia es igualmente apasionante.

http://splashurl.com/pcvuyfq

ADIÓS AL DEPORTADO ESTEBAN PÉREZ

ESTEBAN PÉREZ PÉREZ (Portillo de Toledo, 1910 – Montséret 2014): EL HOMBRE QUE ELABORÓ COMBUSTIBLE PARA LOS MISILES V1 Y V2 

Hace pocos días ha fallecido Esteban PérEsteban Pérez (4)ez, un personaje peculiar. Le conocí en el año 2009 con motivo de un viaje organizado por la Amical Mauthausen a Austri para la conmemoración de la liberación de los campos de concentración nazis. Él se encargó de depositar la ofrenda de flores en el sarcófago de la Appellplatz de Mauthausen durante la celebración. Aquél día ya me sorprendió. Era un hombre con la mente muy ágil y despierta que explicaba su terrible experiencia mientras visitábamos el campo en compañía de otros dos supervivientes: José Alcubierre, al que también entrevisté en su casa para el libro “Vivos…”, y el ya fallecido Juan Camacho.

Esteban iba acompañado de su inseparable Térèse y hacía gala de un excelente humor, buena memoria y una salud física envidiable. Cantaba, recitaba poemas, incluso marcaba algunos pasos de baile… pero en el instante de la ceremonia en memoria de los fallecidos, su semblante cambió totalmente, se sumergió en un silencio absoluto y, al compás de la música que sonaba por todo el campo, efectuó la ofrenda floral con profundo sentimiento. No podía ser de otra forma, allí uno se impregna totalmente del dolor ajeno.Exif_JPEG_PICTURE

La segunda vez que hablé con él fue cuando le visité en su casa de Montséret, en Narbonne, un lugar tranquilo, lejos del bullicio. Fui allí para entrevistarle, en diciembre de 2009. Y, por supuesto, también estaba Térèse. Fuimos a comer y luego charlamos durante horas. Resultaba divertido cómo entremezclaba el español con el francés mientras recordaba sus cualidades de poeta. Allí, en el salón, me llamó la atención una poesía enmarcada que había escrito a su esposa cinco días después de la liberación de Mauthausen y una fotografía suya enmarcada en la pared, vestido con el traje de rayas. Fue tomada tras la liberación, en Créteil, en uno de los centros de reposo que atendieron a los deportados para restablecerse de toda aquella masacre.

Me dijo que también guardaba el traje, pero aquél día decidió ponerse una bufanda de rayas y mostrar las medallas concedidas al mérito por el gobierno francés y la cruz de antiguos combatientes. Así le fotografié.

Esteban luchó durante la Guerra Civil, sufrió graves heridas, cruzó la frontera de Francia en Febrero de 1939, inició su peregrinaje por tres campos franceses (Barcares, Saint-Cyprien y Argêlers), trabajó en la Línea Maginot, fue capturado por las tropas alemanas en mayo de 1940, conducido a un campo de prisioneros de guerra (Stalag XVII-B) y, finalmente, transportado al campo nazi de Mauthausen para luego trabajar en las fábricas de Steyr y Redl-Zipf.

Es un largo recorrido intentado evitarExif_JPEG_PICTURE la muerte a diario y más de diez años de lucha y combate, desde el inicio de la Guerra Civil en 1936 hasta la liberación de los campos al final de la II Guerra Mundial en mayo de 1945. Todo esto para luego no poder regresar a España y tener que reinventarse en Francia, país que acogió a la mayoría de españoles que no volvieron por temor a represalias franquistas.

Sin embargo él lo cuenta todo con la tranquilidad del transcurrir de los años. Tan sólo se emociona visiblemente al recordar a un coronel médico de la enfermería, un checo que le salvó la vida. Le alertó de no pisar la enfermería aún estando enfermo bajo riesgo de ser eliminado por una de las inyecciones letales aplicadas a los presos debilitados.

-La piqûre, la piqûre….-reiteró varias veces con voz entrecortada al borde del llanto…

La inyección era una de tantas formas de matar existentes en los campos nazis. Ahorcamientos, fusilamientos, palizas, ataques de perros, duchas de agua helada, experimentos médicos, cámara de gas… En Mauthausen fue muy popular Airbert Heim, conocido como Doctor Muerte, que llevó a cabo numerosos experimentos médicos con los presos durante su estancia en el campo, entre el 8 de octubre y el 29 de noviembre de 1941. Fue uno de los médicos más crueles del III Reich, al igual que Eduard Krebsbach, jefe de los SS médicos que llegó al campo a mediados de 1941 hasta 1943 y sería el iniciador de la matanza masiva de presos por inyección letal.camara de gas

Esteban logro evadir “la piqûre” y, una vez recuperado, tuvo un nuevo destino, el komando Schlier, en Redl-Zipf, donde se fabricaba combustible para los misiles V1 y V2.

Su narración era impactante. Me alegro de haberle conocido e incluir su relato junto con otros veinte entrevistados en “Vivos en el averno nazi”.

Ahora que su voz se ha apagado, recuerdo que cuando estuve en su casa me preguntó por otros deportados. Uno de ellos, con el que habíamos viajado a Mauthausen, era Juan Camacho. Le dije que había fallecido, algo que le entristeció profundamente. Se quedó en silencio unos segundos, pensativo, luego me miró me dijo:

-Ya no quedamos casi ninguno ¿c’est vrai?

Cierto, es inevitable. Pero lo peor es el olvido….

Anochecía en Montséret, era hora de partir. Esteban se levantó de la silla para acompañarme al coche y evitar que regresara de noche:

-¡Allez, allez, partez vite à l’Espagne! C’est un long chemin….

Esteban Pérez (2)Es la última imagen que tengo de él y de Térèse, despidiéndonos cariñosamente tras pasar una jornada conversando de un pasado no tan lejano. Mientras, reflexioné sobre el instinto de superación y supervivencia de aquellas personas que han vivido años de lucha, guerra, torturas y han sufrido en silencio el olvido de la sociedad.